
La brutal inflación en Siria dispara la inseguridad alimentaria: “Ya no compramos fruta”
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Con profunda tristeza y desesperación, Amal nos dice que es profesora de árabe. No está acostumbrada a mendigar y pedir ayuda pero en su situación, está dispuesta a trabajar de lo que sea para que ella y su hija puedan vivir con dignidad.
“Como si dejar nuestro país no hubiera sido suficiente, también hemos tenido que dejar el país en el que encontramos asilo, sin saber a donde vamos”, dice Rania. Rania de 37 años fue desplazada al comienzo del conflicto desde Harasta, en la provincia de Damasco, a Daria. La violencia se intensificó en Daria y su familia de cinco buscó refugio en el campamento de al-Wafideen en Damasco pero ni siquiera eso los salvó de las balas y de los francotiradores, así que la familia se vio obligada a ir al campamento de Yarmouk, que desde entonces ha sufrido meses de asedio y bloqueo.
Hubo una época en la todo lo que Mayar Mohammad, de 15 años, quería era un teléfono móvil. Tener un móvil significaba jugar a juegos, ver películas, mantenerse en contacto con sus amigos y explorar el mundo más allá de Siria, asolada por el conflicto. Le prometieron la recompensa de un móvil si sacaba buenas notas y estudió mucho para cumplir su palabra y que así su padre pudiera cumplir con la suya. Así es como se supone que estas historias deberían ser.
Estoy horrorizado e indignado por tener que informar de que al menos 18 personas fueron asesinadas ayer, entre ellos cinco niños refugiados de Palestina y una trabajadora de UNRWA, al impactar un explosivo cerca de la escuela Zeitoun de UNRWA, en Muzeirib (11 km al noroeste de Dera'a, al sur de Siria) entre las 11.00 y las 12.00. Al menos otras 20 personas resultaron heridas, incluyendo dos empleados y ocho niños, dos de los cuales han sufrido mutilaciones.
"Nuestros padres nos hablaron de la Nakba de 1948", dice Lama. "Nosotros no la vivimos. Pero estamos teniendo nuestra nakba ahora, y es doloroso". Lama representa un eslabón en la cadena del sufrimiento palestino; escuchó las historias de 1948 a sus padres y contará la historia del conflicto sirio a sus hijos y nietos.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA) condena enérgicamente la explosión cerca de la escuela Turaan de UNRWA, en Muzerib (11 km al noroeste de la ciudad de Dera'a, al sur de Siria). En este ataque, 40 niños y 4 trabajadores de UNRWA han resultado heridos, uno de los miembros del personal sufrió graves heridas en el pecho. Los niños, todos de entre 6 y 10 años, estaban sentados en sus clases durante el turno de la mañana en el momento de la explosión. Las heridas que sufrieron fueron provocadas por la rotura de cristales como consecuencia de la fuerza de la detonación.
Khaled (nombre ficticio) tiene 14 meses y a pesar de su corta vida ya ha estado a punto de morir. Desde que nació, su vida ha transcurrido bajo la sombra del conflicto en Siria, pero la mayor amenaza no ha sido la violencia que le rodeaba. Ha permanecido atrapado en el campamento de refugiados de Yarmouk, cerca de Damasco, sitiada desde verano de 2013 y sin apenas comida ni el acceso de ayuda procedente del exterior. Toda la población sufre las durísimas condiciones que se viven en Yarmouk pero en el caso de Khaled su corta edad y su debilidad hacían que no fuera fácil sobrevivir mucho más tiempo viviendo solo en el agua, casi sin alimentos.