En Líbano hay registrados más de 500.000 refugiados de Palestina, lo que representa cerca del 10% de la población del país, un estado muy pequeño y muy densamente poblado en la actualidad.
Los refugiados de Palestina se enfrentan a una situación especialmente difícil dentro de Líbano, ya que no se les reconocen derechos humanos básicos. Por ejemplo, están excluidos de la mayoría de los servicios públicos, y se les prohíbe ejercer 39 profesiones. Ni siquiera son considerados formalmente como ciudadanos de otro estado, por lo que no pueden reclamar los mismos derechos que los demás extranjeros que residen y trabajan en el país.
En una situación de discriminación como ésta, la mayoría de los refugiados de Palestina en Líbano depende enteramente de la asistencia de UNRWA para dar respuesta a sus necesidades más básicas.
Una de las mayores preocupaciones de los refugiados de Palestina en Líbano es el alto coste económico que puede suponer su hospitalización en caso de ponerse enfermos. UNRWA proporciona asistencia sanitaria primaria básica, pero solo puede cubrir las facturas de la atención hospitalaria de manera parcial. Estos costes no están al alcance de la mayoría de los refugiados, que a menudo tienen que elegir entre renunciar a un tratamiento médico esencial o contraer una deuda.
La población refugiada también está sujeta a importantes restricciones en materia de empleo. En 2005 se aprobó una ley que permitía a los refugiados nacidos en Líbano trabajar en los sectores clericales y administrativos. Sin embargo, no pueden ejercer profesiones como médicos, dentistas, abogados, ingenieros o contadores.
Aunque muchos refugiados encuentran trabajo, a menudo se trata de empleos estacionales u temporales, con unos salarios bajos y sin beneficios sociales ni asistenciales. Hay signos claros de que esta situación está debilitando el compromiso de la comunidad con la educación, provocando el desencanto entre los jóvenes. Muchos de ellos han dejado de ver necesario continuar con sus estudios.