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UNRWA España - Actualidad sobre los refugiados de Palestina - Un respiro después del desalojo y la guerra

Un respiro después del desalojo y la guerra

Aya Nimr, una niña refugiada de Palestina de diez años, creció en Yalda, al sur de Damasco. Ella tiene recuerdos muy claros de su vida allí. El actual conflicto que se libra en Siria, por el que uno de sus tíos resultó herido y otro perdió la vida, forzó a su familia a huir del país. Cuando llegaron a Líbano a mediados de 2012, «pensamos que habíamos alcanzado un puerto seguro, una estabilidad y que regresaríamos al ritmo normal de nuestras vidas, pero cada dos semanas teníamos que hacer las maletas y trasladarnos de una casa a otra».

Convertirse en desplazados y la inestabilidad tienen muchas consecuencias, entre ellas están los problemas para garantizar la educación de los más pequeños. «Mis padres no tenían tiempo para pensar en matricularnos en la escuela», dice Aya. Era más urgente encontrar una casa que pudiera albergar a los ocho miembros de la familia. Fue después de muchos meses después cuando el padre de Aya fue capaz de encontrar una casa en el campamento de Burj Barajneh, al sur de los suburbios de Beirut. A pesar de eso, no todos sus hijos pudieron retomar sus estudios y regresar a la escuela.

«Solamente mi hermano mayor y yo vamos a la escuela actualmente», dice Aya, quien asiste a un centro escolar de UNWRA en Talkarem. «Mis otros dos hermanos trabajan con mi padre, así podemos pagar el alquiler y podemos costear los gastos de la comida y otras cosas que necesitamos».

Juegos, bailes y teatro 

En su escuela, Aya ha podido participar en el programa  «Juega y Aprende», que UNRWA ha llevado a cabo este verano y que ha contado con el apoyo por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. El programa ofrece a Aya y a otros estudiantes como ella la oportunidad de jugar, bailar y representar obras de teatro en un ambiente seguro. «Los niños aquí en la escuela me recuerdan a mis primos y los momentos que compartíamos jugando juntos en Siria», comenta la pequeña. «Cuando estoy representando obras o bailando con ellos, me siento como si viviera una vida nueva, una con una mejor historia que la mía. Pero a veces me gusta representar mi verdadero personaje, así la gente sabe lo difíciles que son nuestras condiciones de vida«.

En la mesa, frente a ella, Aya esparce sus coloridos cuadernos, sus libros y su mochila, a la vez que describe lo emocionada que está al ir a la escuela cada mañana para jugar y estudiar con otros niños. Ella confía en su educación. «Me siento reafirmada ahora», comenta ella. «Los profesores nos enseñan siguiendo el plan de estudios libanés, así que es mucho más difícil que el de Siria, pero estoy segura de que triunfaré el próximo año». Al trabajar con sus socios, UNWRA se compromete a asegurar que los estudiantes refugiados de Palestina desplazados de Siria, como Aya, tengan también una oportunidad para triunfar.

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