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UNRWA España - Actualidad sobre los refugiados de Palestina - Luz en el campamento de Aida

Luz en el campamento de Aida

«Lo que he aprendido es que no podemos esperar a que otra persona nos ayude, eso no es vivir, tenemos que desarrollarnos nosotros mismos», dice Islam Jameel.

Islam, de 35 años creció en el campamento de Aida durante la primera intifada. Poco después de su matrimonio, las fuerzas israelíes arrestaron a su marido Ahmed. Estuvo en prisión durante cuatro años hasta que fue liberado para recibir tratamiento médico. «Durante seis meses no supe nada de él, ni siquiera sabía donde estaba detenido».

Después de tres años de cuidados intensivos Ahmed comenzó a recuperarse. Además de estos problemas, durante el séptimo mes del segundo embarazo de Islam su bebé sufrió falta de oxígeno en los órganos vitales lo que resultó en una forma grave de parálisis cerebral. Mohammad, ahora tiene 13 años, necesita asistencia constante, incluso en las actividades básicas como comer o caminar. «Necesita atención las 24 horas del día, siete días a la semana». Mohammad es uno de sus seis hijos, de edades comprendidas entre los 14 y 5 años, todos los demás asisten a las escuelas de UNRWA.

Ahmad no tiene trabajo y la principal fuente de ingresos de la familia sigue siendo el Programa de Seguridad Social de UNRWA que proporciona alimentos básicos y la asistencia en efectivo a las familias consideradas en situación de pobreza extrema. Además de recibir esta asistencia, Islam ha tomado medidas para cambiar las circunstancias de su familia a través de la fundación del Grupo de empoderamiento de mujeres Noor.

En 2010 Islam, junto con 13 madres de niños con discapacidades comenzó un proyecto llamado Noor, que significa «luz» en árabe. El proyecto proporciona ingresos a las madres de niños con discapacidad. La idea es simple. Islam, y las otras madres de niños discapacitados de campamento Aida, invitan a los visitantes a sus hogares para aprender a cocinar comidas tradicionales palestinas. A su vez, los visitantes pagan un precio modesto por la clase de cocina y la comida. Noor también ha puesto a la venta libros de cocina impresos por las mujeres.

Con los fondos obtenidos de su proyecto, Noor ha podido comprar muletas y sillas de ruedas para los niños y niñas discapacitados. Además, Noor también ha tenido un profundo efecto social en la comunidad. «Antes  la gente tenía miedo de llevar a su hijo discapacitado en público, se veía como un tabú», explica Islam » pero poco a poco la gente está cada vez más cómoda con la idea que la discapacidad no es una vergüenza para el niño o la familia».

Islam calcula que hay aproximadamente 50 niños discapacitados en el campamento de Aida. Por desgracia, el campamento no ofrece ningún servicio a estos niños. En el pasado, UNRWA proporcionaba fisioterapia para los niños y adultos con discapacidad, sin embargo, estos servicios se han limitado debido a las restricciones presupuestarias.

Islam es ahora la coordinadora del proyecto de Noor y su hogar sirve como el lugar principal para las clases de cocina. Ella considera su participación en el proyecto uno de sus mayores logros y está trabajando para ampliar el proyecto. La contribución más importante para ella y su comunidad ha sido la amistad y sistema de apoyo que Noor proporciona a las familias de niños con discapacidades. Al romper fronteras y proporcionar a las madres un espacio de apoyo emocional, Noor ha crecido hasta convertirse en una parte esencial de la vida de las familias en el campamento de Aida.

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