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UNRWA España - Actualidad sobre los refugiados de Palestina - Harina: Sereen Dheeb, Jordania

Harina: Sereen Dheeb, Jordania

“Dios nos concede nuevas fases en nuestras vidas. A través de estas, podemos borrar el dolor que sufrimos y trazar una nueva imagen de nuestras vidas”. Después de tomar una taza de café le preguntamos: ¿Qué significa UNRWA para ti?

“Ojalá mi abuelo estuviera vivo ahora, el padre de mi difunta madre. Perdí a mi madre cuando era una niña. Dejó un sentimiento de vacío en mi vida para siempre. UNRWA nunca dejó de apoyarnos, siempre calmando nuestro sufrimiento como refugiados de Palestina. El logotipo de UNRWA me recuerda a mi abuelo. Mi abuelo trabajó con la Agencia distribuyendo harina y alimentos entre la gente. El olor a harina me recuerda a la cara de mi abuelo. Tenía el rostro rojizo y mejillas rosadas. Era alto y de buena constitución”, nos cuenta Sereen.

“Fuimos primero al campamento de Ein El-Hilweh en Líbano. Tras perder nuestra casa debido a un bombardeo, nos mudamos a Saida. La casa a la que nos mudamos era más grande. Recuerdo que había una gran sala donde todos nos reuníamos. Todas las mañanas oíamos a nuestro abuelo recitar versos del Corán. Salíamos de nuestras habitaciones al sonido de su voz. Nos sentábamos en su regazo y esperábamos el desayuno. Solía darme pan mojado con melaza y tahini cuando estaba en su regazo, diciéndome: ‘Jiddo, ésta es tu sangre y huesos, ¡tienes que comerlo!”, dice con nostalgia.

Mientras recuerda, su sonrisa es tranquila. Empezó a contarnos sobre su infancia y la sensación de vacío que a veces aún siente: “uno de los momentos más difíciles de mi infancia era despertarme en medio de la noche y llorar. Mis hermanos y yo solíamos dormir en la misma habitación. Lloraba en medio de la noche porque me asustaba la oscuridad. Solía ​​preguntarle a mi hermana mayor: “¿por qué no me despertabas y abrazabas cuando lloraba?”.

Se ríe de nuevo: “recuerdo que durante los días de fiesta del Eid, nuestros abuelos solían comprarnos ropa nueva, y caminábamos por el campamento con esa nueva y colorida ropa. Había destrucción todo alrededor nuestro, así que los demás niños solían burlarse y nos señalaban diciendo: “¡qué vergüenza esa ropa del Eid!”.

Sereen prosigue: “es el derecho de todos los niños celebrar el Eid. Recuerdo mi vestido de Eid. Era un vestido rosa claro con una pajarita rosa en la espalda. ¡Me encantaba! Cada fiesta de Eid es importante para mí. Me aseguro de que mi casa esté súper aseada y limpia. Que esté llena de dulces y postres de Eid. El aroma del café árabe inunda el aire. ¡Esta es la prueba de que el pueblo palestino nunca dejará de vivir!”.

“En los campamentos, durante la guerra, solíamos ir descalzos de un refugio a otro cuando éramos niños. Una vez, mientras caminábamos, encontramos una zapatilla izquierda cerca de la mezquita. Mi primo y yo la compartíamos”, ríe entre dientes mientras se pone la cabeza entre las manos. Compartimos su risa y luego le preguntamos: ¿Cómo puedes recordar esos momentos y reir?

Nos contesta que es una persona optimista: “tenemos la capacidad de adaptarnos a todo. Ama lo que consigues, para poder conseguir lo que amas”, suspira: “quien dice que no puedes dar de lo que perdiste está equivocado. He perdido mucho, pero siempre podré dar. Siempre voy a oler la harina, la verdad y la bondad”.

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