Niños refugiados de Palestina de Siria encuentran la esperanza en Jordania

“Yo solía estudiar francés cuando estaba en Siria”, comenta Rawan, de 14 años, al terminarle de leer a su hermano Khaled, de seis años, un libro de una de sus asignaturas preferidas, inglés. “Pero en Jordania los estudiantes aprenden inglés”. Actualmente, explica ella, su meta es dominar el idioma “porque algún día me ayudará a tener un buen empleo. Yo quiero ser periodista, y el inglés me será útil”.

La madre de Rawan se llama Manal y llevó a sus seis hijos a Irbid en enero de 2013. “Fuimos desplazados en Siria dos veces”, comenta. Allí vivían en un ambiente volátil y peligroso que impedía a sus hijos asistir a la escuela. “Los llevé a dos escuelas diferentes pero pronto se convirtieron en refugios para aquellos que huían de la guerra. No eran lugares seguros ni propicios para el aprendizaje“.

Después de que la familia lograra llegar segura a Jordania, los niños tuvieron la oportunidad de iniciar su educación con el apoyo de UNWRA. Rawan y su hermana Rawad, de diez años, quien quiere ser médico, pronto comenzarán su segundo año en la escuela que UNWRA tiene en el poblado de Irbid. Khaled ha sido matriculado en primer curso de primaria, y según su madre, está muy contento de ir a la escuela por primera vez.

Los tres pequeños se encuentran entre los 202 refugiados de Palestina de Siria que acudirán a la escuela de UNRWA en el poblado de Irbid. El sistema educativo del que formarán parte es un elemento crucial para recuperarse de situaciones, como el hecho de ser desplazados, y les ayudará a restaurar rutinas y la normalidad, permitiéndoles así hacer nuevos amigos. Ayudar a estos estudiantes a continuar con su educación es el primer paso para que puedan rehacer sus vidas.

“Testigos de cosas horribles”

“Mis hijos han sido testigos de cosas terribles, bombas, disparos e incluso cadáveres, y eso todavía les atemoriza”, explica Manal. “Ellos están mejorando aquí, pero algunas veces recuerdan cosas. Yo solo intento hacerles olvidar“.

Niños y estudiantes han sido particularmente vulnerables al continuo conflicto en Siria, teniendo que vivir el cierre de escuelas y convertirse en desplazados, privándoles así del acceso a la educación. Durante épocas de emergencias, una fructífera relación con la Unión Europea ha permitido a UNWRA ofrecer a estudiantes refugiados de Palestina de Siria, una educación a la vez que se cubren otras necesidades como por ejemplo seleccionando y formando a consejeros del área de la psicología.

Al escuchar a Rawan leer a su hermano, es fácil verla alcanzando su sueño después de que se gradúe del instituto: estudiar periodismo. Cuando la primera campana del curso escolar suene en la escuela del poblado de Irbid, Rawan probablemente sea la estudiante más feliz del centro, a pesar de ser una nueva en un país nuevo que todavía se está ajustando a muchos cambios.