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UNRWA España - Actualidad sobre los refugiados de Palestina - Dolor y compromiso del personal de UNRWA en Gaza: “Intento ayudar a personas desesperadas como yo”

Dolor y compromiso del personal de UNRWA en Gaza: “Intento ayudar a personas desesperadas como yo”

12.000 trabajadores y trabajadoras de la Agencia siguen trabajando en la Franja, a pesar de los graves desafíos

El peor escenario de hambruna se está desarrollando actualmente en Gaza. Las evidencias de que la desnutrición pone en peligro a la población aumentan. Más de 100 personas han muerto por hambre solo en las últimas semanas. En julio, más de 320.000 niños y niñas, es decir toda la población menor de cinco años, corrían riesgo de sufrir desnutrición aguda. Además, miles de ellos ya padecían desnutrición aguda severa, la fase más mortal de la desnutrición.

Ante estas catastróficas circunstancias, el sufrimiento, la desesperación y el pánico siguen aumentando. Mientras el asedio israelí sobre la Franja continúa, los desplazamientos forzosos no cesan y las altas temperaturas aumentan el riesgo para la salud de las personas desplazadas.

Nuestro personal en Gaza, como el resto de la población está sufriendo un infierno. También lo han perdido todo y cada día es un nuevo reto tratar de sobrevivir. “Siempre está el miedo. Miedo a más bombardeos, miedo a perder a alguien, miedo a que te digan que vuelvas a desplazarte”, asegura Manar, una compañera de UNRWA en la Franja.

La falta de alimentos es una amenaza directa también para nuestros profesionales. “Un pequeño trozo de pan se ha convertido en un tesoro. Una cucharada de arroz es motivo para sonreír”, explica Dahlia, otra trabajadora de UNRWA.

Nuestros equipos siguen trabajando, acuden cada día a su puesto de trabajo para asistir a la población, pero también están agotados, doloridos y hambrientos. “En medio de la desesperación finjo que estoy llena. Actúo como si estuviera bien, solo para sobrevivir. Luego me pongo a trabajar, intento ayudar a personas desesperadas como yo”, asegura también Dhalia.


Además de los riesgos por hacer su trabajo, tienen que hacer frente la frustración de no poder hacer nada para aliviar el sufrimiento de sus seres queridos. “Mis hijos piden comida, pero el silencio que sigue es más fuerte que cualquier bomba”, se lamenta Dahlia.

El testimonio de Hazem, también trabajador de UNRWA, es muy similar. “Tengo un bebé de un año y medio y ya no puedo encontrar suministros básicos para él. Desde hace un mes y hasta ahora, ni siquiera puedo proporcionarle leche o pañales. Es desgarrador”.

Después de más de 660 días de violencia y desplazamientos, han sentido momentos de verdadera desesperación. “Reparto agua que no puedo encontrar para mi propia familia, ofrezcos cuidados mientras me duele el cuerpo y sonrío a través del dolor silencioso. Cargamos con el peso de los demás mientras nadie carga con el nuestro”, cuenta Abeer, otra trabajadora de la Agencia.

Pero a pesar de todas estas dificultades, nuestros profesionales no han dejado de acudir a sus puestos de trabajo, de brindar servicios esenciales y de cumplir con su deber como personal humanitario. Siguen salvando vidas y son la cara de la humanidad en estos momentos tan oscuros.

“Seguimos sirviendo porque creemos en nuestra misión, pero necesitamos apoyo urgentemente. El mundo necesita escucharnos”, concluye Hazem. Apoyar a UNRWA es apoyara los 12.000 profesionales que tenemos en Gaza para que sigan junto a la población.

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