Combatir contra el cáncer en tiempos de conflicto

Faris tiene 17 años y vive con su familia en Cyber City, un campamento situado en una vasta expansión en el desierto de Jordania. Este adolescente palestino de Siria lucha contra una enfermedad rara, el linfoma de Hodgkin, un cáncer del tejido linfático, y lo hace en medio del conflicto armado que vive el país. Como tantos otros palestinos, la familia de Faris, formada por ocho miembros, tuvo que huir de la violencia en Dera’a dejando atrás su hogar.

A Faris le fue diagnosticado el linfoma de Hodgkin cuando solo tenía cuatro años. Antes de que comenzase el conflicto Faris recibía asistencia médica gratuita en Damasco. Hasta el momento ha recibido 30 tratamientos de quimioterapia y radioterapia. Los médicos comunicaron a los padres de Faris, Kamila y Adnan, que su hijo estaba evolucionando bien y predecían una posibilidad de recuperación del 90%. Sin embargo, el inicio del conflicto armado en marzo de 2011 ha truncado estas expectativas.

Desplazado, desesperado

A pesar de los esfuerzos de Faris por mantener su rutina, la situación de violencia y los riesgos para viajar a Damasco pronto hicieron que no pudiera seguir con normalidad su tratamiento. Los fuertes enfrentamientos y bombardeos en la capital plantean un grave riesgo para cualquier civil, y en su caso también para su salud.

En marzo de 2012, la familia se vio obligada finalmente a huir a Cyber City, un campamento de refugiados improvisado en el desierto, al norte de Jordania. Desde entonces, este joven y sus padres han luchado para atender a las necesidades médicas de Faris, y lo han tenido que hacer sin ingresos. Pero el peor temor de la familia se ha hecho realidad hace poco, Faris ha tenido una recaída.

“Tenemos que estar agradecidos”

Los padres de Faris han pedido ayuda de forma desesperada a UNRWA. La Agencia entregó 3.685 euros para pagar el tratamiento esencial, aunque para cubrir sus gastos médicos se necesitan unos 1.250 euros más.

Kamila se muestra agradecida por la ayuda y espera que Faris pueda recuperarse. La madre del joven asegura que la familia es muy consciente del sufrimiento que están padeciendo otros refugiados de Siria por eso “solo podemos estar agradecidos de que nuestra situación no es tan mala como la de los demás”.

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