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UNRWA España - Actualidad sobre los refugiados de Palestina - “Tengo miedo de que el ejército israelí entre en mi casa y la ocupe, convirtiéndola en un puesto militar” 

“Tengo miedo de que el ejército israelí entre en mi casa y la ocupe, convirtiéndola en un puesto militar” 

“Vivo aquí sola”, cuenta Kawthar Ajlouni, de 72 años. Vive en Hebrón, en Cisjordania. Se trata de una zona urbana del territorio Palestino ocupado donde se han asentado cientos de colonos israelíes y donde las fuerzas israelíes restringen fuertemente la circulación de la población palestina.  

Hebrón está dividida. Una parte de la ciudad está bajo el control palestino, mientras que la restante, también llamada H2, la administra Israel. Dentro de esta parte, viven miles de personas palestinas sometidas a graves restricciones de circulación y de movimiento a diario. Según OCHA, de los 645 obstáculos israelíes impuestos a la circulación, ochenta se encuentran en la zona H2.  

“Nadie me visita”, explica Kawthar. “Mis familiares viven fuera de la zona cerrada. Debido a los puestos de control israelíes, me he quedado aislada”. Kawthar es una de las 7.000 personas palestinas que permanecen en la zona más restringida de la ciudad, donde la entrada de visitantes o ambulancias es muy complicada.  

“Mis hermanas y sobrinos evitan la zona. Tienen miedo de que los detengan o los maten en el puesto de control”, explica Kawthar. Estas restricciones a la circulación y los puestos de control profundizan las necesidades humanitarias entre los palestinos, socavando el acceso a los medios de vida y a servicios esenciales, como la atención sanitaria y la educación. Además, provocan un grave impacto psicológico.  

OCHA ha documentado un aumento 8% en el número de obstáculos desde su anterior encuesta. En los últimos años, las autoridades israelíes han fortificado muchos de los puestos de control de esta zona, convirtiéndolos en pequeñas bases del ejército.  

Estos puestos cuentan con detectores de metales y cámaras de vigilancia con tecnología de reconocimiento facial. Incluso están equipados con instalaciones para la detención y el interrogatorio. Los puestos pueden cerrarse e impedir el paso por completo durante diferentes periodos. En lo que va de 2023, ha ocurrido 78 veces, según los datos de OCHA.  

Las consecuencias de las graves restricciones a la circulación tienen un fuerte impacto en la población palestina, que se ve limitada a la hora de salir y entrar de sus casas, de mantener una vida familiar y de acceder a servicios básicos. “Casi nunca salgo. Tengo miedo de que el ejército israelí entre en mi casa y la ocupe, convirtiéndola en un puesto militar”, se lamenta Kawthar.  

En la zona H2 viven varias familias refugiadas de Palestina que sufren las restricciones y sus consecuencias. Un momento especialmente traumático es cuando los menores refugiados de Palestina van a la escuela de UNRWA en la zona. Además de los puestos de control militares y la continua presencia de soldados, niños y niñas se ven expuestos a munición real, gases lacrimógenes y bombas de sonido en la puerta de la escuela.  

Según el derecho internacional, las autoridades israelíes tienen la obligación de facilitar la libre circulación de palestinos y palestinas dentro del territorio Palestino ocupado, incluida Jerusalén Este.  

Los equipos de protección de UNRWA trabajan para proporcionar un entorno seguro a las personas refugiadas de Palestina que viven en la zona H2 de Hebrón. La presencia de la Agencia contribuye a mejorar la confianza y la seguridad de la población refugiada y trata de evitar incidentes en los puestos de control israelíes.

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