Vuelta al hogar reconstruido
07.11.2018Agosto. Ha terminado la reconstrucción del bloque de viviendas N17 en el campamento de Nahr el-Bared en Líbano y 61 familias regresan a él tras pasar varios años en un alojamiento temporal. Algunas de estas personas ni siquiera recuerdan el olor de su hogar. Se preguntan cómo tendrían distribuidos los muebles en los distintos espacios antes de su marcha.
Entre las personas que han regresado al Bloque se encuentra Aziza, que vivía aquí con sus seis hijos. El conflicto en 2007 arrasó con gran parte del campamento de Nahr el-Bared y muchos de sus residentes fueron desplazados. La familia se mudó inicialmente a un garaje en el campamento de refugiados de Beddawi. Durante los próximos años, Aziza perdió a su esposo a causa de una enfermedad terminal y se vio obligada a mudarse varias veces junto a sus hijos. “Nos mudamos de una casa a otra como mínimo diez veces. Siempre de alquiler”, reconoce Aziza. “Nunca tuvimos suficiente espacio y las condiciones de los alojamientos siempre fueron malas. El nomadismo constante nos afectó física y mentalmente. Nuestras pertenencias se dañaban o perdían conforme pasaba el tiempo”.
La reconstrucción del campamento Nahr el-Bared se contempló en un plan que se proponía mantener y preservar las redes familiares y sociales que existían en el campamento antes de 2007. Mudarse a los edificios reconstruidos realmente se vivió como un regreso al hogar. Todas las familias residían echaban de menos ese sentido de pertenencia, de confort y de cercanía.
Regresar al campamento fue también un gran alivio para Aziza. Era la primera vez desde hace más de una década que ella y su familia disfrutaban de estabilidad. “Insto a otros donantes a que apoyen la reconstrucción del resto de edificios en el campamento para que todos los que aún están desplazados puedan regresar también”, ruega Aziza. “Es un gran alivio estar de vuelta”.
Actualmente, más 510.000 personas están registradas con UNRWA en Líbano. La mitad de ellos vive en los 12 campamentos distribuidos por el país. Todos los campamentos sufren graves problemas, como la pobreza, el hacinamiento, el desempleo, las malas condiciones de vivienda y la falta de infraestructura. A las malas condiciones de vida se suma el nulo reconocimiento de los derechos de las personas refugiadas de Palestina por parte del Gobierno libanés. El 62% de personas refugiadas de Palestina en Líbano vive bajo el umbral de la pobreza.