UNA CUESTIÓN DE DIGNIDAD

“Solo vivo por mis hijos. Ellos son mi vida. Quiero que tengan una vida decente y la esperanza de un futuro maravilloso y mejor “, dice Nesrine.

 Como todas las madres Nesrine quiere lo mejor para sus hijos pero su vida es más difícil que la de la mayoría de madres. Nesrine es una refugiada de Palestina en Gaza, donde la vida es cada vez más dura y se enfrentan conflictos recurrentes.

Además, desde hace tres años, se ocupa ella sola de sus hijos. “Cuando mi esposo falleció hace tres años, la vida se hizo más difícil y no tenía a quién recurrir. No tenía ninguna fuente de ingresos o apoyo, excepto la asistencia alimentaria de UNRWA, que me ayuda a dar de comer a mis nueve hijos, incluso durante los conflictos”, dice Nesrine. Es casi la hora de la comida y está cocinando Maqloba, un plato típico palestino con arroz y verduras, en la pequeña cocina de su apartamento en Ciudad de Gaza. “Somos una familia grade y no puedo imaginar nuestra vida sin esa ayuda. No se trata solo de comida; se trata de apoyo para vivir con dignidad “, explica.

La familia de Nesrine es una de las 21.000 familias encabezadas por mujeres en Gaza que viven en pobreza extrema, lo que significa que viven con menos de 1,74 dólares por persona al día y reciben asistencia alimentaria regular de UNRWA. Las cestas de alimentos que distribuimos trimestralmente contienen harina, arroz, aceite de girasol, azúcar, leche en polvo, lentejas y garbanzos. Según OCHA, se estima que el 40% de los hogares en Gaza padece inseguridad alimentaria grave o moderada en 2017.