Terapia a través del deporte

El tambor toca un ritmo de batalla mientras que estudiantes de UNRWA sudorosos y energéticos comienzan el partido. El público mira, animando y saltando al ritmo del tambor, inclinándose para echar un vistazo a la acción. El público está compuesto por estudiantes, y músicos, también niños, que cubren silencian con sus tambores la rítmica música folk que suena a todo volumen por los altavoces. De vuelta en el campo: un pase, una batalla de piernas, una patada … ¡Gol! La multitud estalla en aplausos.

El resultado de la segunda fase del proyecto Kicking the ball (golpeando el balón) se puede medir por los aplausos. El proyecto, diseñado por la Oficina de Asuntos Psicosocial de la Universidad de Berlín en colaboración con UNRWA, combina deporte y apoyo de salud mental para ayudar a estudiantes palestinos refugiados afectados por el trauma a superar sus experiencias de violencia y les enseña la conducta no-violenta.

A través del fútbol, los estudiantes aprenden sobre trabajo en equipo, disciplina y comunicación. Pero más allá de los efectos terapéuticos típicos del ejercicio, este programa es también una forma de ecualización en materia de género.

Como una gran cantidad de dramas televisados adolescentes sugieren, no es fácil ser una niña pre-adolescente, especialmente en una sociedad de refugiados típicamente conservadora. La chicas adolescentes se sienten a menudo incómodas con sus cuerpos. Algunas niñas, como Malak de 14 años, pueden ser tímidas y ansiosas, por falta de confianza. Pero el fútbol ha dado poder a Malak, una estudiante de la escuela de UNRWA en Camp Nº1.

“Después de unirme al programa, me sentí como si tuviera la confianza para ser una chica normal. Me volví mucho más extrovertida, antes tenía una ansiedad paralizante para hacer amigos. Estar en este equipo de fútbol me sacó de mi zona de confort y me obligó a superar mi ansiedad interactuando con mis compañeras de equipo”, dice Malak.

Con la falta de actividades extracurriculares y una perspectiva social despreciativa sobre mujeres en el deporte, muchas chicas como Malak no creían adecuado unirse a una liga de fútbol. Sin embargo, con el estímulo de los maestros, las chicas jóvenes están cada vez más cómodas con sus cuerpos, más sanas y seguros de sí mismas.

“Ahora no dudo en decir lo que quiero”, dice Malak. “Si quiero algo, lo pido. Quiero que mi voz se escuche. Y, dentro de cuatro años, sé que seguiré jugando al fútbol.”

No son sólo niñas las que se están beneficiando del programa Kicking the Ball.

Ibrahim de séptimo grado explica cómo el programa a menudo enfrenta a equipos de diferentes escuelas. “Antes estábamos más aislados. Pero ahora me siento como parte de una comunidad más grande,” dice. Están en el descanso del partido e Ibrahim está empapado en sudor, inquieto en su silla y deseando unirse a sus compañeros de equipo en el campo. Cuando se le preguntó por qué se unió a la liga de fútbol, su respuesta es simple: “Para mejorar en el fútbol”.

“Estamos aprendiendo mucho”, Ibrahim añade. “Entrenamos en cada clase de gimnasia, y todos los sábados. También me ayuda a centrarme en mis clases”.

El profesor Said Abu Diab explica los efectos que el programa está teniendo en sus alumnos: “Ibrahim estaba siempre inquieto, belicoso, tarde, y a veces violento con otros niños, el fútbol le ha ayudado mucho a canalizar su energía”. Este programa también ha motivado a estudiantes como Ibrahim a estudiar más, ya que no se puede participar en el equipo de futbol con notas bajas.

Abu Diab continúa: “Elegimos a los estudiantes para las ligas según sus necesidades: una situación familiar difícil, problemas de comportamiento, etcétera. Aprenden a llevarse bien y a comportarse como un equipo a pesar de todas sus diferencias”.

El proyecto ya está activo en 22 escuelas en la zona de Naplusa, en Cisjordania. El uso del fútbol como herramienta para el desarrollo psicosocial ha tenido éxito debido a la popularidad de este deporte en Palestina, y la falta de actividades extracurriculares ofertadas por las escuelas en la región. Aunque el programa no asume un papel de resolución de conflictos, si se propone contribuir a crear estructuras de supervivencia dentro de las comunidades afectadas por el conflicto.