Tacones: Ferial Sabri Kiwan, Líbano

Ferial es Oficial de Servicios de Campamento en el campamento de Shatila en Beirut. Fue muy criticada al principio. La gente solía preguntarle: “¿Por qué te pusiste en semejante posición y asumiste un trabajo que no puedes hacer? ¡Es claramente un trabajo de hombre!”.

Ferial se había postulado a ese trabajo mientras estaba embarazada. Durante el cuarto mes de su embarazo, Ferial fue llamada para una prueba, y al pasarlo, ella fue llamada para una entrevista; ella estaba en las últimas dos semanas de su embarazo entonces. Ella describió la situación, riendo todo el rato:

“Cinco meses antes de la entrevista, justo después de tomar la prueba, preparé una ropa sólo para la entrevista en caso de que pasara la prueba. Estaba entre los cinco llamados para una entrevista. Luego, la noche antes de la entrevista, probé mi atuendo.”

Se rió: “¡Estaba demasiado embarazada para el vestido! Así que preparé un nuevo traje. Me desperté a la mañana siguiente, lo puse, y mantuve los tacones altos en mi bolso. Salí de mi casa usando mis flip-flops. Justo antes de que me llamaran, cambié las zapatillas por tacones altos.

Ferial consiguió la posición y su marido la apoyó a pesar del desaliento de la comunidad alrededor de ellos. Tiene cinco hijos ahora. Mientras hablábamos en Skype, Luqman, su hijo pequeño, estaba llorando, pero ella permaneció enfocada mientras trataba de calmar a su bebé.

Después de la breve entrevista con Ferial, se puso en contacto con nosotros a través de un mensaje de texto: “Recuerdo el momento decisivo que me hizo una mujer más fuerte. Solía ​​obtener calificaciones distinguidas cuando era una adolescente. Un año antes de graduarme de la escuela secundaria, un profesor muy solidario visitó a mi padre para convencerlo de que me permitiera obtener un título universitario. En aquel entonces mi padre estaba en contra de la idea de que las niñas obtuvieran títulos universitarios y trabajaran”.

Envió otro texto largo: “La semana pasada, un delegado estaba visitando el campamento de Shatila y estábamos haciendo una sesión informativa sobre las operaciones de la UNRWA en la Biblioteca Escolar de Ramallah. Durante la reunión, el Oficial Jefe de Área me miró y me dijo: ’Esta es la primera vez en la historia de la UNRWA y Líbano que tenemos una Oficial de Servicios de Campamento mujer’. Todos me miraron, asintieron y sonrieron. Estoy muy feliz por la gratitud y el reconocimiento que he recibido”.

Envió un último mensaje de texto: “Hubo una vez, no mucho después de haber sido contratado para esta posición en la UNRWA, que una mujer me preguntó: ‘¿Por qué quieres trabajar en las difíciles condiciones del campamento de Shatila?’ Le dije que mi trabajo en Shatila me da más orgullo que cualquier otro trabajo de oficina que he tenido en mi vida”.