Shrouq Kassab, desplazada varias veces, no ceja en su empeño por ser cirujana

Estudiante de quinto año en la Facultad de Medicina de Damasco, Shrouq Kassab, de 23 años, es enérgica y trabajadora, siempre con la esperanza de convertirse en cirujana algún día. “Ahora soy voluntaria como doctora en el distrito de Yalda, en Damasco, una vez al mes”, explica con entusiasmo, sentada en el suelo de una habitación que comparte con otras cinco familias.

Pero la guerra de Siria ha afectado a Shrouq y a su familia, quienes han estado viviendo en el refugio colectivo del Centro de Formación de Damasco de UNRWA desde 2013, después de haber sido desplazados varias veces. “Primero dejamos Mesraba, al este de Damasco, cuando la lucha se intensificó en enero de 2012. Todo lo que trajimos a Yarmouk, donde vivimos durante nueve meses, era un poco de ropa y algunas cosas personales. El resto probablemente haya desaparecido, destruido cuando en Mesraba fueron saqueados cientos de hogares“, agrega Shrouq con tristeza.

A pesar de que la guerra en curso haya causado que ella y su familia sufran inmensamente, es cierto que no apagó el entusiasmo de Shrouq y la ambición de convertirse en cirujana un día: “la severidad del desplazamiento y las dificultades nos enseñaron a ser pacientes y resistentes, no sabemos lo que nos depara el futuro, pero somos palestinos y nuestra pasión por la educación es alta incluso en tiempos difíciles.