Salud mental en Gaza: el privilegio ausente en la juventud gazatí
21.10.2021Los más de 2 millones de palestinos y palestinas que llaman hogar a Gaza han vivido 4 guerras en los últimos 13 años. La última ronda de hostilidades en mayo de este año ha agregado otra capa de angustia psicológica a una población ya traumatizada.
Un número alarmante de gazatíes, casi 600.000, entre los que se encuentran niños y jóvenes, muestra síntomas de angustia severa y desarrollan problemas de salud mental.
En UNRWA hemos implementado programas de apoyo psicosocial que incluyen sesiones de asesoramiento individual y grupal, sesiones después de la escuela y un campamento de verano. Esta iniciativa se llevó a cabo en Gaza durante julio de 2021 y participaron 150.000 niños y niñas refugiadas de Palestina.
En el mes dedicado a la salud mental queremos subrayar la importancia de una vida libre de la violencia de la guerra, recordando que el derecho a la salud, la educación y una vida digna están claramente consagrados en el derecho internacional de los derechos humanos.
Afortunadamente, contamos con excepcionales profesionales en este campo como Huda Karret, consejera escolar, que durante el verano pasado estuvo trabajando en el citado campamento. “Ayudar a poner una sonrisa en los rostros de los niños sienta muy bien. Las actividades les ayudaron a aliviar la presión psicológica que sienten”.
Según Huda, la variedad de actividades y juegos disponibles contribuyeron en gran medida a resolver problemas de comportamiento, especialmente relacionados con el acoso escolar. “Los momentos estresantes que atravesaron los niños en Gaza durante el conflicto de mayo les han causado desajustes emocionales”.
Huda no solo abordó los síntomas conductuales de angustia, sino que también evaluó a los menores que necesitan apoyo adicional e individualizado. “Una de las jóvenes que participó en el campamento parecía profundamente preocupada e insegura. Traté de pasar más tiempo con ella y supe que había sido testigo de primera mano de un incidente muy traumático durante la última ofensiva. El equipo de consejeros de la escuela le prestó especial atención, ayudándole a participar en actividades grupales”.
Aya Krezem es otra de las orientadoras escolares que trabajó en el campamento de verano: “Usé una variedad de métodos para ayudarles a aliviar sus tensiones y temores. Desde dibujar y colorear, hasta bailar la dabka (danza tradicional palestina), jugar a fútbol, baloncesto y hacer obras de teatro. Les veías participar y transmitían la alegría que les habían arrebatado”.
De los 150.000 participantes del campamento de verano, unos 98.500 estaban gravemente afectados y necesitaban tratamiento psicológico adicional.
En UNRWA estamos muy comprometidas con la salud mental de la población refugiada de Palestina en general y, en concreto, con la de Gaza. Una comunidad sometida al conflicto continuo. Maestros, maestras, consejeros, consejeras y personal de coordinación de los campamentos de verano son clave para dar vida a estos proyectos que buscan sanar a miles de niños, niñas y jóvenes.