Pecas: Manal Abu Saloom, Jordania
27.02.2017“Mi madre es una persona muy generosa. Es de estatura mediana, ni alta ni baja, y es muy amable conmigo y mis hermanos”. Esto es lo que Manal nos dijo mientras se arrodillaba para besar la frente de su madre: “¿ves esas pecas maravillosas?”.
Visitamos Manal en Marka, en el centro de estudios que ella mismo fundó. Nos lo mostró. Todos los niños estaban felices y concentrados mientras atendían a sus maestros y estudiaban. Cuando nos sentamos a tomar un café, le pedimos que nos contara la historia del centro. Se acomodó y tomó un sorbo de su café.
“Me considero un ser humano común. No tuve suerte, no pude obtener un título o un certificado, pero pude realizarme por mi cuenta. Soy una mujer independiente, puedo hacer cosas por mí misma. Así me demostré a mí misma y a los demás que soy una persona con éxito y realizada”.
“La historia empezó en la guardería de mis hijos. Una maestra golpeó a mi hija, así que fui a la oficina de la directora y hablé con la maestra. Utilicé un tono educado y comprensivo. Después de eso, la directora se me acercó diciendo que debería ser una mujer activa en la sociedad, y que debería salir de mi casa con más frecuencia”.
“Tras cierta determinación y persistencia, pude abrir mi propio centro con el apoyo y la confianza de quienes me rodean. Lo llamé ‘Centro Farah’ (felicidad). Como puedes ver, está lleno de niños y es bastante conocido en la zona. Construí una relación de confianza con la gente. Ellos envían a sus hijos en base al ‘boca a boca’. Tengo una buena reputación. Saben que sus hijos estarán seguros y bien atendidos aquí”, dice Manal con mucha confianza.
“Hace mucho tiempo, antes de abrir el centro, la idea era solo un sueño. Solía soñar despierta con este espacio, con cada detalle, color y sonido. Me vi como en una gran ceremonia con los niños y profesores a mi alrededor y conmigo agradeciéndoles a todos por darme el honor de estar allí. Me convencí de que podía hacer que sucediera. Al día siguiente alguien me ofreció ayudarme con esta iniciativa”, nos relata.
Suspiró y tomó otro sorbo de café: “¿puedes ver cómo conseguí las pecas de mi madre? Mi madre es mi fuente de educación y conocimiento. Me crió. Me enseñó a diferenciar lo correcto de lo equivocado, y cómo perdonar y amar sin herir a nadie. Cada momento que rompe la felicidad de un ser humano pero lo acabo llevando a un lugar mejor, es para empoderarlo. Yo soy una de esas personas”. Levanta la vista y dice: “tienes que saber que una mujer puede ser una madre, una esposa, una hermana y una hija. Una mujer no es la mitad de la sociedad, es la sociedad en sí misma”.