“Nos fuimos por nuestros hijos”

Cuando Rana Mahmoud Halabi (33) habla de su cómoda vida antes de la guerra, sus ojos se iluminan. Su marido solía pescar carpas y tilapias en el rio Éufrates. Ella lo ayudaba a limpiar la pesca del día y después la llevaban al mercado. “Raqa era una ciudad muy agradable”, dice Rana. La guerra puso fin a todo eso, forzó a sus hijos a dejar la escuela y a su familia a endeudarse. La asistencia en efectivo de UNRWA les ayuda a rehacer su vida.

La familia Halabi llevaba un tiempo queriendo salir de Raqa, ya que estaban preocupados por el futuro de sus cinco hijos. Su hija Mara no podría ir a la escuela. “La habíamos matriculado pero los grupos armados vinieron y cerraron las escuelas”, recuerda. Sus hijos, también, tuvieron que renunciar a la educación. Todas las escuelas estaban cerradas, dice, así que sus hijos se quedaban en casa. No tenían más opción que abandonar su hogar. “Nos fuimos por los niños, su educación es lo más importante para nosotros – teníamos que irnos”.

Cuando los bombardeos se intensificaron a comienzos de 2017, la familia sintió que no había tiempo que perder. Rana estaba embarazada en ese momento. “Estábamos aterrorizados hasta el punto de que dejamos todo atrás”, dice Rana, describiendo un largo, difícil y caro viaje hasta llegar a un lugar seguro. “Usamos contrabandistas y pagamos mucho dinero por seguridad”, dice ella. “Arriesgamos nuestras vidas”.

Ahora, forman parte de las miles de personas internamente desplazadas en toda Siria. Más de 250.000 refugiados y refugiadas de Palestina están desplazados dentro del país. La familia Halabi encontró un nuevo hogar en el campamento de Neirab, en Alepo. El dinero es escaso, su esposo no ha podido encontrar un trabajo en la ciudad, donde no hay un río donde pescar. A menudo piden dinero prestado solo para pagar el alquiler, que cuesta 25.000 libras sirias (aproximadamente $50 dólares) al mes. La asistencia en efectivo de UNRWA, que proporciona $64 dólares a cada miembro de la familia cada dos meses, se ha convertido en un una ayuda vital. Permite que la familia salde su deuda, pague el agua y compre ropa para los niños en invierno. “Confiamos mucho en la asistencia en efectivo de UNRWA”, dice con seriedad.

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y las Comunidades Autónomas españolas de Galicia, La Rioja, Madrid y Murcia, en el marco de un convenio de colaboración entre AECID y las Comunidades Autónomas para la programación conjunta en materia de acción humanitaria (20 mayo 2015), están entre los generosos contribuidores al programa de asistencia en efectivo, proporcionando 400.000 euros para apoyar a las personas refugiadas de Palestina desplazadas en Siria el año pasado.

En cuanto a sus hijos, ahora están matriculados en una de las escuelas de UNRWA. Mazen (10) se inclina con afán sobre sus deberes. Su hermana Mara (7) y Ghazal, de 12 años, también han vuelto a las aulas. “Teníamos que asegurarnos de que les proporcionamos una educación adecuada”, dice Rana.