Myasar Othman perdió a su marido en Yarmouk y ahora, sola, saca adelante a sus 3 hijos
13.03.2017Myasar Othman dobla cuidadosamente las mantas de sus hijos en su habitación en el Centro de Formación de Damasco, al suroeste de la ciudad. Madre de tres hijos, de 40 años de edad, ahora vive en estas instalaciones de UNRWA, que albergan en sus aulas a más de 180 familias de refugiados de Palestina desplazados por la guerra. De pie, detrás del montón de mantas dobladas, Myasar tiene una mirada cansada en su rostro: “nuestras vidas siempre han sido muy difíciles y llenas de una lucha continua”.
Myasar vivía en Yarmouk, al sur de Damasco. En 2012, la zona fue escenario de violentos enfrentamientos y la mayoría de las personas que vivían allí tuvieron que irse. Myasar y sus hijos están entre los que huyeron del campamento. Cuando dejaron Yarmouk, su marido desapareció. No lo ha visto desde entonces. Myasar explica que no es fácil criar hijos sin un esposo: “me enfrento a una montaña de desafíos cada día. Las necesidades familiares van más allá de lo que mi capacidad puede hacer frente”.
Mientras coloca el montón de mantas en un pequeño rincón de la habitación, Myasar expresa las interminables preocupaciones por sus hijos: “mis hijos son lo más importante para mí pero la vida es difícil y no puedo proveerles de la manera que una madre debe. Apenas sobrevivimos aquí. Antes de la guerra podíamos comprar la mayoría de las cosas que necesitábamos, pero ahora, apenas puedo llegar a fin de mes. Tengo que ser fuerte. Por mis hijos”, añade.
A pesar del conflicto en curso, Myasar está decidida a proporcionarles a sus hijos un futuro, y sabe que la mejor manera de ofrecerles una oportunidad justa es a través de la educación: “a pesar de las terribles circunstancias, la escuela sigue siendo una prioridad para mis hijos, creo que les ayudará a alcanzar su pleno potencial”, dice con un tono positivo.