Más de la mitad de las familias refugiadas de Palestina en Líbano se ven obligadas a saltarse comidas por la inflación
18.01.2023La grave crisis económica en Líbano sigue haciendo estragos entre la población. La delicada situación económica se ha ido complicando por la explosión en Beirut en 2020 y la pandemia el Covid-19.
En este duro contexto, la población refugiada de Palestina en Líbano es especialmente vulnerable. La tasa de pobreza entre ella ha subido hasta un 93%. Tienen grandes dificultades para cubrir sus necesidades más básicas y dependen de la ayuda humanitaria.
Como consecuencia de las altas tasas de pobreza y desempleo, el 33% de la población refugiada palestina declara sentir miedo y angustia, mientras que el 29% afirma experimentar ansiedad y el 36% fatiga emocional.
“La crisis libanesa nos está afectando gravemente, igual que a los propios libaneses, e incluso más”, afirma Amina, una refugiada de Palestina de 51 años que vive con su familia de cinco personas en el campamento de refugiados de Beddawi, al norte del país. Los índices de pobreza en este campamento son los más altos de Líbano.
Amina, como otros miles de familias refugiadas palestinas, viven hacinadas en campamentos y marginadas por las políticas discriminatorias en Líbano. Muchas de estas personas están al límite.
Otro de los problemas más graves es la subida de los precios de los alimentos, lo que ha provocado que el 62% de las familias refugiadas en el país se vean obligadas a saltarse comidas. El precio de la cesta de la compra se ha multiplicado por seis durante el último año, lo que supone una de las subidas más altas del mundo.
“Es muy difícil comparar comida porque los precios se han disparado y nos saltamos algunas comidas. Muchas veces espero a que mis hijos coman primero y luego como lo que queda”, cuenta Abber, otra refugiada palestina de 45 años que vive con su familia de seis personas también en el campamento de Beddawi. “Mis hijos me piden más y no sé cómo responder ni cómo darles lo que quieren. Esto es muy difícil para mí”, asegura.
La familia de Abber no es la única que sufre inseguridad alimentaria. La ayuda de UNRWA ante la inflación desorbitada es un apoyo esencial para que la población refugiada pueda cubrir sus necesidades más básicas.