Mahmoud, uno de los rostros visibles de la violencia que se vive en los campamentos de Cisjordania
17.08.2015Un año después del violento verano vivido el pasado 2014, el dolor de las lesiones se prolonga en muchos refugiados de Palestina en Cisjordania. Mahmoud es un joven adolescente del campamento de Arroub, donde los enfrentamientos se producen con frecuencia en el campamento.
Las perspectivas de vida de Mahmoud empeoraron el año pasado, cuando asomó la cabeza por la ventana de un primer piso y fue alcanzado por las fuerzas israelíes de seguridad, que estaban disparando balas de metal con recubierto de plástico. La bala le golpeó en la frente fracturando su cráneo. “De repente me encontré en un charco de sangre”, recuerda el joven.
El incidente ocurrió dos meses después de que dos niños palestinos fueran fusilados en Beitunia, seis semanas después del secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes en Cisjordania, y tres semanas después del conflicto del verano de 2014 en Gaza. También fue justo el día en que los residentes del campamento habían enterrado a Eid Fdalath, un residente del campo que al parecer había sido asesinado a tiros cuando tras una pelea con las fuerzas israelíes.
El uso de munición real por paerte de éstas en los campos de refugiados de Cisjordania ha aumentado en los últimos años y, con ello, el riesgo de lesiones graves o muerte entre los civiles.
“Los supervivientes pueden enfrentarse al dolor prolongado y los costes médicos”, dice Felipe Sánchez, director de operaciones de UNRWA en Cisjordania, “pero las oportunidades de educación y de empleo también se ven afectadas, lo que hace que algunos puedan experimentar problemas emocionales y dificultades para reconstruir sus vidas”.
Las normas internacionales policiales estipulan que las armas de fuego no deben utilizarse contra personas, especialmente niños, excepto si es en defensa propia o la defensa de otra persona contra la amenaza inminente de muerte o lesiones graves. Sin embargo, UNRWA documenta regularmente casos de manifestantes palestinos, en particular aquellos en los alrededores de los campos de refugiados densamente poblados, que son heridos por las fuerzas israelíes con munición real, incluyendo rifles de 22 pulgadas. La mayoría de estos manifestantes son en su mayoría jóvenes y niños.
Como se muestra en la infografía de UNRWA, las lesiones por munición han aumentado en los últimos años. Según datos de la Agencia, por lo menos 82 palestinos han resultado heridos por munición real en campos de refugiados de Cisjordania, entre julio de 2014 y julio de 2015. Muchas de estas lesiones afectan a los niños: entre enero de 2014 y junio de 2015, un total de 110 menores refugiados de Palestina resultaron heridos, 26 por munición real (cuatro perdieron la vida).
Por otra parte, el uso inadecuado o excesivo de armas menos letales también puede tener consecuencias graves. El año pasado, en el campo de refugiados de Aida, una mujer de 45 años de edad murió después de haber estado expuesta a gases lacrimógenos en su casa. UNRWA ha ido señalando a la ISF de forma periódica en el mismo campamento que sus propias instalaciones y personal están siendo afectados por el uso de estos gases.
LA VIDA DESPUÉS DE LAS HERIDAS
Un año después de ser herido de bala, el personal de UNRWA se reunió con Mahmoud y su madre y comprobó in situ lo lenta y dolorosa que estaba siendo su recuperación. Tras el incidente, Mahmoud fue hospitalizado durante cuatro días y requirió cirugía para que le fueran insertadas placas protectoras en su cráneo. La madre de Mahmoud nos dice que desde su lesión no puede soportar temperaturas frías o calurosas, “a veces sufre desmayos cuando ya no puede más”.
Mahmoud compara su vida antes y después de la lesión. “No me puedo concentrar más de 10 minutos”, dice, “yo era muy bueno antes en la escuela, pero el año pasado suspendí ciencias”.
Los problemas son frecuentes en los niños que tratan de regresar a la escuela después de una lesión. “No puedo jugar más al fútbol, y mis amigos ya no quieren jugar conmigo tampoco”, añade Mahmoud con tristeza: “siempre me acuerdo de lo que pasó y de que una parte de mi cabeza es ahora de platino”.