Los trabajadores humanitarios, la columna vertebral de UNRWA en Siria

A medida que la guerra continúa por sexto año en Siria, los trabajadores humanitarios en primera línea de fuego arriesgan sus propias vidas para salvar las de otros y aliviar el sufrimiento de los más vulnerables. La doctora Sana Mahmoud Ayoub, trabajadora de salud de UNRWA, explica: “cada mañana cuando llego al trabajo me siento bendecida porque puedo ayudar a personas que se encuentran en gran necesidad”.

La doctora Sana es una refugiada palestina de Yarmouk. Al igual que muchos otros, huyó de la zona con su familia cuando la lucha se intensificó en diciembre de 2012. A pesar de las dificultades del desplazamiento y la inestabilidad, nunca ha dejado de ayudar a los refugiados en extrema necesidad de atención sanitaria en el refugio colectivo de UNRWA en Damasco.

“Mi relación con mis pacientes va más allá del tratamiento de su dolor. A algunos les gusta compartir sus dificultades. Yo les escucho y siento su tristeza. A veces, el único tratamiento que necesitan son las palabras, que alguien les escuche”, añade. “Sus historias están manchadas con la violencia de la que han sido testigos durante los últimos cinco años. Sus rostros revelan la tensión y la desesperanza, pero todavía se puede sentir la fuerza y el valor desarrollado a través del apoyo psicosocial que UNRWA les proporciona”, continúa.

Madre de cuatro hijos y con 40 años, contribuye al servicio de los refugiados palestinos en Siria con su tiempo, talento y eficiencia. Su apretada agenda de trabajo le priva de pasar tiempo de calidad con su familia y amigos. Su energía y capacidades le han convertido en algo más que una médico. Es conocida por los refugiados como la cuidadora compasiva y amiga.

La doctora Sana cree que es vital para la Agencia ayudar a los refugiados de Palestina, muchos de los cuales sufren una miseria y desesperación implacables que se intensifican con el conflicto. En su experiencia de trabajo con los refugiados, nos dice: “es muy emotivo porque ves a la gente en persona viviendo en condiciones extremadamente difíciles, pero también es inspirador porque se nota por otra parte lo resistente y determinada que son para seguir adelante”.

A pesar de todas las pérdidas personales y las limitaciones a que se enfrentan a diario, Sana y el personal de UNRWA siguen trabajando con plena dedicación para apoyar las operaciones de emergencia en curso para servir a los refugiados de Palestina en Siria.