Los refugiados de Palestina en Siria mantienen la esperanza en medio de la tragedia

Este año, en el Día Mundial de los Refugiados, UNRWA llama la atención sobre las historias de los refugiados en sus cinco zonas de operaciones este año. El siguiente relato arroja luz sobre la vulnerabilidad de los refugiados de Palestina desplazados por la violencia en Siria.

Amal, de 38 años, es una de los muchos refugiados de Palestina desplazados por el conflicto en Siria. Madre de cuatro hijos está agotada física y emocionalmente después de que ella y su familia abandonaran su hogar en Husseinieh para ir al campamento Sbeineh, en Damasco, y huyesen hasta Jaramana en busca de seguridad.

Deterioro de las condiciones

Para Amal, verse obligados a abandonar su hogar ha sido solo el comienzo de lo que estaba por llegar. Un mes después de estar en Jaramana, su marido fue asesinado por un proyectil de mortero, dejando huérfanos a sus cuatro hijos, el menor de ellos de solo 5 años.

“Mi vida dio un vuelco. Dejé atrás mi casa y mis pertenencias. Mi familia tiene otro lugar a donde vivir, pero es una tienda de campaña donde las lonas son lo único que nos proporciona una semblanza de la vida privada”, explica Amal con angustia.

Superar los obstáculos

A pesar de las difíciles circunstancias, Amal ha comenzado de nuevo. “Todos nos enfrentamos a retos en la vida, pero podemos afrontarlos si lo intentamos lo suficiente”, dice.

Amal es enérgica y trabajadora. Se preocupa por su comunidad y no solo cuida de su familia, se ha ofrecido voluntariamente como profesora en la Escuela Rameh, en Jaramana.

Sus conocimientos de matemáticas, ciencia, física y otras materias escolares supone un recurso fantástico para los niños. Antes de cada examen, reúne a los alumnos junto uno de sus hijo, que estudia tercer grado, y les ayuda con las clases que han perdido debido al conflicto.

“La pasión de los palestinos por la educación es muy alta, incluso en estos tiempos difíciles. La gente ve la educación como la única salida. Después de mi primera clase, los estudiantes se mostraron entusiasmados y ahora se apiñan alrededor de mí haciendo todo tipo de preguntas para preparar la clase”.

La educación de una nueva generación

Amal no pudo completar los estudios universitarios, por eso está muy interesada en la educación de la próxima generación y está trabajando ahora en la escuela de Rameh para llevar a cabo cursos de alfabetización y de lectura para adultos y niños.

“Mes tras mes, la distancia entre nuestra casa, aquella de Husseinieh se hace más grande, pero no hemos perdido la esperanza de regresar. A pesar del sufrimiento que hemos padecido desde 1948, los refugiados de Palestina somos extraordinariamente resistentes, pacientes y sonrientes. Educar a las personas en el refugio es una forma de superar nuestro dolor”.

“La escuela de Rameh me ha dado el apoyo y la seguridad que necesito”, asegura Amal.