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UNRWA España - Actualidad sobre los refugiados de Palestina - LA VIDA DEL DESPLAZADO: INTENTANDO CONSTRUIR UN HOGAR EN UN TEJADO DE BEIT HANOUN

LA VIDA DEL DESPLAZADO: INTENTANDO CONSTRUIR UN HOGAR EN UN TEJADO DE BEIT HANOUN

En Beit Hanoun, al norte de Gaza, en un barrio repleto de casas dañadas y a medio reparar, con amplias y arenosas calles extendiéndose entre ellas, vive Jamila Hamad con su hija Dina, de 10 años, en una habitación improvisada en la azotea de un edificio de cuatro pisos. Los muebles son pocos: una cama, un viejo armario y una mesa de plástico. Un pequeño gato blanco juega sobre la cama. Una de las dos ventanas fue arreglada con cartón y una cortina separa la habitación del resto del tejado.

“Ahora está bien, pero durante el invierno aquí hace mucho frío, y el techo gotea”, dice Jamila. Su pequeño piso no tienen cocina, pero hay una chimenea fuera, cerca de los tanques de agua, tendederos de ropa y los típicos colchones palestinos de colores puestos allí para pasar las noches de verano al aire libre para disfrutar de la brisa fresca.

Jamila, viuda desde hace 8 años, tuvo que dejar su casa y buscar refugio en una escuela de UNRWA junto a su hija, en los primeros días del conflicto de 2014, cuando su barrio fue bombardeado.

Los 50 días de hostilidades condujeron al mayor desplazamiento registrado en Gaza desde 1967, con aproximadamente 500.000 personas desplazadas en el pico del conflicto; casi 300.000 de ellas fueron acogidas en 90 escuelas de UNRWA que funcionaron como refugios de emergencia. Mientras muchas familias permanecieron en estos centros colectivos hasta 9 meses después del alto al fuego en 26 de agosto de 2014, Jamila recibió casi inmediatamente de UNRWA un subsidio, para que pudiera alquilar una vivienda temporal.  


Ella eligió este edificio de cuatro pisos al lado de donde estaba su antigua casa, que ahora es solamente un solar vacío, lleno de basura. Pensó en ello como una solución temporal, pero el desplazamiento se ha convertido ya en un modo de vida para Jamila y Dina.


«He estado esperando dos años la reconstrucción de nuestro hogar. El proceso para recibir los materiales de construcción es muy complicado. Los ingenieros de UNRWA me visitaron y me explicaron el proceso varias veces y me ayudaron con la documentación. También tuve que ir muchas veces a la municipalidad para preguntar qué tengo que hacer, qué documentos tengo que presentar, dónde y cómo. Fue agotador», explica Jamila, que no sabe leer o escribir.

Según la organización israelí Gisha, el complicado Mecanismo de Reconstrucción de Gaza ha ralentizado el progreso de reconstrucción. Otras razones de la demora son los complejos requisitos de documentación relacionados con la aprobación de la propiedad de la tierra y de la construcción y los permisos municipales, según informa la Oficina del Coordinador Especial de Naciones Unidas para el Proceso de Paz en Oriente Medio (UNESCO). Asimismo, el Banco Mundial informa que sólo el 40% de los 3,5 millones de dólares prometidos para la reconstrucción de Gaza han sido desembolsados por los donantes a mediados de 2016.

Jamila intenta mantenerse positiva pese a las dificultades a que se enfrenta. Criarse en Gaza nunca ha sido fácil. No obstante, mientras se organiza para vivir en condiciones muy pobres, se muestra preocupada por su hija.

«Mi hija tiene una discapacidad. Cuando era más pequeña, iba en silla de ruedas. Ahora puede caminar con muletas. Quiero reconstruir urgentemente nuestra casa porque necesito que esté en una planta baja en lugar de en la azotea de un edificio de cuatro plantas», explica Jamila, que carga con su hija arriba y abajo por las escaleras cuando es necesario.

Además de perder su casa, Jamila cuenta que todo su antiguo barrio fue severamente dañado: «todo fue bombardeado y la mayoría de las casas fueron destruidas. Casi todo el mundo quedó desplazado. Esto significa que no queda nadie para proporcionar apoyo entre los vecinos y todo el mundo necesita apoyo en momentos así. Hoy en día, todo el mundo tiene miedo aún, no hay actividades vecinales y la gente no se relaciona entre sí», agregó, triste y molesta.

El conflicto de 2014 en Gaza llevó a un sufrimiento humano sin precedentes y destrucción en la franja de Gaza. Mientras se quitaron la mayor parte de los escombros de las viviendas e infraestructuras dañadas y destruidas, Gaza está aún devastada. Dos años después, la mayoría de las personas e instituciones todavía luchan para hacer frente a las inmensas pérdidas, informa Naciones Unidas en el Estado de Palestina en el informe “Gaza: Dos años después”. Además del daño masivo a la infraestructura del enclave, incluyendo hospitales, redes de agua y electricidad, calles… unas 18.000 viviendas fueron totalmente destruidas o gravemente dañadas durante el conflicto y más de 100.000 personas no pudieron regresar a sus hogares cuando acabó la ofensiva, 65.000 de los cuales siguen desplazados a día de hoy.

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