La lucha de un refugiado por sobrevivir durante el bloqueo sobre Gaza

Cuando Iyad Farahat tenía 7 años, su padre murió. Al igual que muchos niños palestinos refugiados que crecen en circunstancias difíciles, pronto se vio obligado a abandonar la escuela. A los 19 años, Iyad entró en la industria textil y rápidamente abrió una pequeña fábrica de costura en Rafah. Años más tarde, en 1996, cuando tenía 32 años, trasladó su negocio a la zona industrial de Karni, en el norte de Gaza, donde tenía 50 máquinas de coser y alrededor de 60 empleados.

Durante más de diez años, el negocio fue un éxito. Cultivó una fuerte relación con un socio en Israel, que trabajó con él para exportar textiles a Israel y Estados Unidos. Iyad y su esposa, Aida, tuvieron tres hijos, y usaron su éxito para ayudar a su comunidad. Iyad unió al Sultan Club, que apoya programas y actividades deportivas para jóvenes.

EL Bloqueo genera miseria

En 2004, sin embargo, todo empezó a cambiar. Las restricciones a las exportaciones de Gaza aumentaron, el movimiento dentro de la Franja se hizo más difícil debido a los puestos de control establecidos alrededor de los asentamientos israelíes. Cuando su socio en Israel fue a la quiebra debido a los retrasos y las sanciones incurridas en los contratos, Iyad luchó para pagar a sus trabajadores.

Para el año 2006, con el bloqueo a Gaza en plena vigencia y la exportación frenada por completo, se vio obligado a liquidar sus activos para pagar a sus empleados.

programa de creación de empleo de UNRWA

UNRWA ha sido una importante fuente de apoyo en Gaza, donde hoy en día, después de seis años de bloqueo, el desempleo se mantiene alrededor del 30% y más del 70% de la población depende de la ayuda.

Iyad actualmente trabaja como guardia en una escuela de UNRWA a través del Programa de Creación de Empleo de la Agencia, que ofrece contratos de corta duración a los beneficiarios de los hogares afectados por la pobreza. Él gana 277 dólares al mes (más de 210 euros) durante tres meses. “Voy a recibir la misma cantidad en tres meses con este contrato que en tres años y medio con la asistencia en efectivo”, dijo Iyad orgullo. Como otros 826.000 refugiados de Palestina en Gaza, su familia también recibe asistencia alimentaria cruciales de la Agencia.

Mantenerse optimistas

Sin embargo, Iyad está frustrado. Su negocio tiene 15.000 euros en deudas y su cambio de situación ha sido espectacular. “Nuestra vida se basa ahora en la ayuda que recibimos”, explica. “Yo solía apoyar a los demás cuando tenía mi propio negocio, en cambio, en la actualidad somos nosotros los que esperando en la cola para recibir asistencia”. Su hijo Mohamed, de 25 años, hace poco que tiene un empleo, solo ha sido capaz de encontrar un trabajo temporal, a pesar de tener estudios, un grado de enfermería.

Iyad y Aida, a pesar de sus circunstancias, tienen la esperanza de que las cosas mejorarán. Ellos tratan poner luz a su situación y bromean, con amor Aida dice que dejará a Iyad por un hombre rico. Su esperanza es que el futuro sea pacífico, más próspero, con fronteras abiertas y que las oportunidades económicas permitan a sus hijos construir casas y formar una familia. “La paz es la fuente de todo lo bueno”, asegura Iyad. “Con la paz que podemos hacer mucho más”.