Noveno aniversario de la Opinión Consultiva de la Corte Internacional sobre el Muro

Este 9 de julio se ha cumplido el noveno aniversario de la Opinión Consultiva que emitió la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre las consecuencias jurídicas de la construcción del Muro en el territorio Palestino ocupado (tPo). En su dictamen,  la CIJ determinó que Israel tiene la obligación de detener la construcción del Muro en el tPo -incluido Jerusalén Este-, desmantelar la estructura ya levantada, dejar sin efecto todos los actos legislativos y reglamentarios relativos al Muro, y reparar todos los daños causados por la construcción de este Muro.

Para conmemorar este aniversario, UNRWA quiere acercar las historias de dos familias de refugiados de Palestina que se han visto afectados por el Muro. Una de ellas vive en la aldea de Qatanna, al noroeste de Jerusalén, donde se completó la construcción del Muro en 2009. La otra reside en Al Walaja, donde el Muro se está construyendo. Estas familias están experimentando tanto la desposesión y viendo como su libertad de circulación se ve comprometida. Sus historias ponen de relieve el constante impacto que tiene esta construcción en el día a día de los palestinos ante la negativa de Israel para cumplir con el fallo de la CIJ.

La familia Nijim en Qatanna

La familia Nijim ha vivido en su casa a las afueras de la aldea de Qatanna desde 1967. Qatanna es una de las ocho aldeas palestinas que comprenden el ‘enclave Biddu’ en el territorio Palestino ocupado y está rodeado al norte, este y oeste por el Muro. Tras su construcción, la familia Nijim se encontró situada en el “lado israelí del Muro”, rodeada por tres lados y aislado del resto de la aldea, y viviendo en la “Zona de Separación” -esta zona es el territorio de Cisjordania que se encuentra entre la Línea de Armisticio de 1949 (o “Línea Verde”) y el Muro-. Al vivir en la “Zona de Separación”, se requiere que cada miembro de la familia Nijim para obtener los permisos de las autoridades israelíes con el fin de vivir en su propia casa.

En 2009, las autoridades israelíes construyeron un puente de hormigón ‘cerrado’, cerrada frente a la carretera de patrulla de la barrera para permitir el acceso de la familia a la “parte de Cisjordania” de la Barrera. Hasta 2011, la familia Nijim tenía la llave de la puerta que los encerró en su propiedad. Sin embargo, ese mismo año, sin previo aviso, las autoridades lo sustituyeron por un sistema de vigilancia electrónica, completa con cinco cámaras de vídeo y un sistema de intercomunicación. Ahora, cada entrada y salida de la propiedad Nijim es controlado a distancia por la policía fronteriza israelí. En muchas ocasiones, la familia se ve obligada a esperar durante horas a que le abran la puerta.

El aislamiento de la familia Nijim ha tenido un impacto significativo en sus vidas diarias. Dado que el acceso a su casa está restringido por las autoridades israelíes a nadie más que a los 18 principales habitantes, en su casa no pueden celebrar eventos familiares importantes, como son las bodas. Durante el mes sagrado del Ramadán, esta familia, una vez más, no podrá acoger huéspedes. Además, su capacidad de ir y venir depende de los caprichos de los operadores remotos de la puerta electrónica que controla el acceso a su casa. En vista de las limitaciones de acceso, cuando el equipo de prensa de UNRWA solo pudo entrevistar a la familia por teléfono.

“Vamos a permanecer aquí y seguir luchando a través de las dificultades que tenemos hasta el final”, afirma el cabeza de familia cuando se le pregunta cuánto tiempo cree que podrá vivir en estas condiciones. “Mi casa se ha convertido en una prisión para mí y mi familia, pero no nos iremos a ninguna parte”.

La familia Hajajeh en Al Walaja

La historia de Omar Hajajeh de Al Walaja, un pueblo entre Jerusalén y Belén, añade un contrapunto a la de la familia Nijim en Qatanna. Omar vive con su esposa y sus tres hijos en una casa ubicada en la ruta del Muro. Una vez que la construcción del Muro se complete, su casa se verá completamente aislada de Al Walaja. El único punto de acceso para la familia desde su domicilio, y el acceso al pueblo solo podrá lograrse a través del túnel construido debajo bajo el Muro por las autoridades israelíes.

Además, la familia ha sido informada recientemente de que se construyó una puerta para permitir el acceso a su casa. Omar teme que la introducción de esta puerta limite más su libertad de movimiento y aumentar su aislamiento de sus tierras ancestrales. Al igual que con la familia Nijim, el acceso desde y hacia la casa será completamente controlada por las autoridades israelíes. Una vez que la construcción de la puerta se haya completado, los huéspedes de la familia tendrán que coordinar su visita con las autoridades israelíes, unas 12 horas antes de su llegada. Por otra parte, nadie más que los habitantes principales de la casa tendrán permitido pasar la noche en la casa, algo que también controlarán las autoridades israelíes.

Aunque la construcción de la barrera se detuvo durante varios meses, el trabajo se ha reanudado desde abril de 2010 hasta principios de 2013 en los lados este, norte y oeste de Al Walaja, y el Muro se encuentra en la actualidad en su fase final de construcción.

Las obligaciones de Israel con el derecho internacional

Como potencia ocupante, Israel debe tomar todas las medidas para cumplir con sus obligaciones bajo el Derecho Internacional, entre ellas el cumplimiento de las conclusiones de la Opinión Consultiva de la CIJ, es decir, detener la construcción del Muro en el tPo, desmantelar la estructura ya elevada, rescindir todos los actos legislativos y reglamentarios relativos al Muro, y reparar todos los daños causados por esta construcción.