Entrevista con el fotoperiodista Gervasio Sánchez
15.11.2013El reconocido fotoperiodista Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) visita junto a UNRWA España, y gracias a la financiación del Ayuntamiento de Zaragoza, la franja de Gaza, Cisjordania y Jordania para retratar distintas historias de vida de la población refugiada de Palestina. Este proyecto lleva por título ‘Toda una vida: los derechos humanos y la población refugiada de Palestina’.
Pregunta. Lleva tres décadas viajando a Oriente Medio y cubriendo de cerca los conflictos armados en la zona. ¿Qué supone para usted este proyecto?
Respuesta. Supone acercarme a un problema grave que lleva décadas sin solución en esta zona del mundo a través de historias concretas vinculadas a personas que tienen cosas extaroridnarias que contar. El conflicto palestino-israelí está muy mediatizado, lo que ocurre aquí tiene gran proyección internacional y hay gran cobertura de todo tipo de medios (de los más alternativos a los más grandes, ONGD, internet). Esta reiteración de imágenes similares sobre el conflicto han hecho, en mi opinión, que para muchas personas no sea interesante ya que lo ven como algo reiterativo. Evaluar este conflicto desde otro punto de vista, contando las cosas de otra manera puede permitir dar una visión diferente.
P. ¿Cómo ha preparado el proyecto ‘Toda una vida: los derechos humanos y la población refugiada de Palestina’?
R. Ha sido muy fácil ya que todo ha sido un trabajo conjunto con UNRWA España. Les transmití un par de pinceladas y eso fue suficiente para que entendieran cuál era mi planteamiento del viaje y que a mí no me interesaba tanto hacer fotos del conflicto o del muro de la tensión, sino mostrar el conflicto a través de las historias de vida. Es algo complicado buscar estas historias pero lo cierto es que ese trabajo no lo he hecho yo, las historias las ha buscado UNRWA y yo he llegado y me he puesto a trabajar directamente.
“Este proyecto tiene mucho que ver con mi forma de trabajar”
P. ¿Se parece este proyecto a alguno de sus proyectos anteriores?
R. Mi proyecto ‘Vidas minadas’ empezó así en los años 90 [del pasado siglo]. Mi primer viaje a Angola, en septiembre de 1995, el objetivo era hacer una historia personalizada sobre una víctima infantil de una mina que iba a ser publicada en una revista del corazón con mucha tirada. Ese fue un viaje iniciático de tres semanas sobre un tema que siempre había considerado muy importante. En esta ocasión, el viaje a Gaza, Cisjordania y Jordania es un viaje “primerizo”, de toma de contacto ya que mis proyectos normalmente duran años o décadas. Así ocurrió con el proyecto ‘Desaparecidos’, durante 13 años estuve haciendo fotografías pero en realidad fueron 30 años de experiencia, ya que era un tema que yo seguía desde la universidad. El proyecto ‘Toda una vida: los derechos humanos y la población refugiada de Palestina’ tiene mucho que ver con mi forma de trabajar.
P. Desde hace varios días retrata historias de vida de los refugiados de Palestina. ¿Cuáles han sido sus primeras impresiones?
R. Por desgracia son negativas, profundizan en mi visión negativa de este conflicto. Llevo muchos años viniendo aquí y cada vez que regreso la situación es peor. Me resulta muy difícil ver el final de este conflicto, la solución, ya que la intransigencia israelí lo impide, están actuando y estableciendo todos los condicionantes posibles para que aquí la paz, con dos estados de pleno derechos no sea factible. Está montando un estado palestino basado en bantustanes, en islotes.
“En medio del desastre político, la violencia, la ocupación hay una juventud que intenta mejorar el mundo en el que vive. Esto es heroico”
P. En estos días visitará Gaza, Cisjordania y Jordania para acercarse a historias de superación. La noticia se queda muchas veces en la violencia y el problema político pero hay mucho más detrás ¿no cree?
R. Cuando me planteo proyectos como estos me encantaría que todas las imágenes no tuvieran nada que ver con las particularidades del conflicto. Es decir, si estoy en Afganistán quiero ver mujeres sin velo, sin burka, que no es imposible. Aquí quisiera fotografiar a persons que evidentemente están coaccionadas por culpa de la ocupación pero que, por otra parte, son tan capaces de superar esa situación que se conviertien en personas de referencia, con valores y formas de lucha por la dignidad, son auténticos ejemplos a seguir. En medio del desastre político, la violencia, la ocupación y la corrupción hay una sociedad, una juventud que intenta mejorar el mundo en el que vive. Esto solo se merece un adjetivo: heroico.
Que niñas que están marcadas por la ocupación, que viven frente a los asentamientos y cuyo día a día tiene un componente de violencia sean capaces de luchar por los estudios, por mejorar, por concentrarse, es heroico, no tiene otro nombre.