En marcha los Programas de Aprendizaje de Verano de UNRWA, encargados de rellenar los vacíos educacionales

“Durante nuestro desplazamiento, no teníamos parientes con los que quedarnos y nos mudamos a diferentes lugares. Ahora estamos viviendo en un refugio colectivo de UNRWA en Damasco”. Como resultado, Qamar perdió un año de aprendizaje y estaba ansiosa ante la idea de regresar a la escuela.

Las brechas educativas son a menudo abrumadoras para los niños refugiados palestinos que viven a través del conflicto y el desplazamiento. Para mitigar esto, UNRWA ha estado haciendo funcionar el Programa de Aprendizaje de Verano en 63 lugares de toda Siria. El programa ofrece actividades y apoyo al aprendizaje en un ambiente seguro a 13.261 niños refugiados de Palestina, ayudándoles a ponerse al día en sus estudios con el objetivo final de volver a la educación regular.

La cumplimentación de sus brechas educativas es a menudo abrumadora para los niños refugiados de Palestina que viven a través del conflicto y el desplazamiento. Para mitigar esto, la UNRWA ha estado haciendo funcionar el Programa de Aprendizaje de Verano en 63 lugares de toda Siria. Entregado con fondos de ‘Educar a un niño’, iniciativa (EAC) de Qatar en 2014, el programa ofrece actividades y apoyo al aprendizaje en un ambiente seguro a 13.261 palestinos niños refugiados, ayudándoles a ponerse al día en sus estudios con el objetivo final de volver a la educación regular.

Qamar se enteró del programa a partir de su prima pero en un principio luchó por encajar. “Me enfrenté a muchas dificultades para reintegrarse dentro de la escuela, pero luego me encontré con algunos de mis amigos de mi escuela anterior de Yarmouk. Mis amigos y maestros me ayudaron mucho”.

Qamar asistió a clases para ponerse al día en el plan de estudios y recibió tutoría informal de los maestros y voluntarios de UNRWA. Ella también participó en algunas de las actividades recreativas y apoyo psicosocial prestados en el centro, lo que ayudó a construir su confianza. “He estado involucrada en actividades como juegos de grupo”, dice ella. “Me gusta la lengua árabe, y me gusta cantar con mis amigos y maestros.”

Como resultado del apoyo al aprendizaje, Qamar fue capaz de regresar a la escuela y empezar el quinto grado en septiembre de 2014. Fue uno de los 53 estudiantes de fuera de la escuela que con éxito fueron reinscritos en escuelas de UNRWA después de asistir al programa.

A pesar del trauma del desplazamiento y la inseguridad contínua de la vida dentro de un conflicto, Qamar está feliz de regresar a la escuela y mira hacia el futuro. “Quiero pedir a todos mis amigos que han dejado los estudios que vuelvan, es mejor que estar sentado en casa y sentirse triste”, dice ella. “Cada día que vuelva de la escuela, tengo mi almuerzo y luego me pongo a estudiar mis lecciones con el fin de obtener buenas notas y cumplir mi sueño de convertirme en una directora de escuela”.