Educación en emergencia: las escuelas de UNRWA en Siria logran unos excelentes resultados
13.06.2025Para millones de alumnos y alumnas en España, junio es sinónimo de nervios, largas jornadas de estudio y exámenes finales. Para quienes cierran etapa, está en juego mucho más que la nota: los resultados obtenidos pueden llegar a condicionar sus decisiones y, en algunos casos, su acceso a nuevas etapas educativas.
Una presión que también viven los alumnos y alumnas en Siria, especialmente si terminan noveno grado. Su rendimiento en el brevet —examen nacional que marca el final de la educación obligatoria— determinará su paso a la educación secundaria.
Las escuelas de UNRWA trabajan a doble turno para repasar los contenidos y mejorar el desempeño y la confianza de los refugiados y refugiadas de Palestina que están a punto de enfrentarse a su primer gran reto académico.
La perspectiva es buena. A pesar de no haber conocido más que violencia y desplazamiento —la guerra en Siria comenzó en 2011—, los niños y niñas que estudian en nuestras escuelas llevan años logrando unos resultados sobresalientes.
El año pasado, un total de 4.378 estudiantes de UNRWA superaron sus exámenes, alcanzando una tasa de éxito del 85,4%, muy por encima de la media nacional, situada en el 66%.
El curso anterior, la tasa de éxito alcanzó el 93,5 %, superando igualmente el promedio estatal. Además, cinco de nuestros estudiantes obtuvieron la puntuación máxima —3.100 sobre 3.100—, un hito sin precedentes en Siria.
El 2020, la joven Israa al-Rifai ya había conseguido la calificación perfecta. Nacida en el campamento de Yarmouk, Israa llevaba ocho años desplazada en Barzeh, Damasco.
Su escuela, Shafa Amr, de UNRWA, tuvo que reconvertirse de la noche a la mañana debido a la pandemia de la COVID-19. Aunque ya contaban con un sistema de aprendizaje a distancia debido al conflicto, los y las docentes tuvieron que echar mano de todas las herramientas a su alcance para que sus estudiantes no perdieran el año escolar. El apoyo psicosocial también fue fundamental.
“Lo he perdido todo en mi vida, tuve que huir varias veces, pero nadie puede quitarme lo que he estudiado y aprendido. Y me ayudará a cumplir mis sueños”, comentaba Israa tras conocer el resultado de su prueba.
También en 2022, una joven refugiada de Palestina obtuvo la mejor nota en el examen nacional de acceso a secundaria
Rama Sallam, de la escuela de UNRWA Ein Ghazal, tuvo que superar enormes desafíos para lograr un 3.090 sobre 3.100. Debido a los constantes cortes de luz, tenía que estudiar a la luz de las velas o alumbrase con el teléfono de su madre.
“Todos nos apoyaron mucho. La directora de mi escuela y mis maestros siempre estuvieron ahí para ayudarnos y levantarnos la moral. Mi madre ha sido mi pilar desde el principio. En cada paso de mi vida, me apoyó y me animó”, relataba Rama agradecida.

La educación como refugio
El mérito es compartido. Mientras el alumnado y sus familias siguen apostando por la educación como camino hacia un futuro mejor, las escuelas de UNRWA desempeñan un papel fundamental al garantizar una enseñanza de calidad, incluso en medio de la emergencia.
La clave se encuentra en un enfoque integral que combina excelencia académica, refuerzo escolar, apoyo emocional y cobertura de necesidades básicas.
Desde UNRWA, tratamos de generar espacios seguros y motivadores en los que niños y niñas puedan desarrollarse plenamente: las clases de recuperación les permiten ponerse al día y ganar confianza; el respaldo material garantiza que ningún niño o niña se quede atrás por falta de recursos; y las actividades psicosociales les ayudan a sanar heridas, visibles e invisibles, para poder seguir adelante.