Café extradulce: Amal Najjar, Gaza
27.02.2017“Bebo mi café extra dulce cada mañana, ya he tenido suficientes dosis de amargura, no quiero más”. Amal responde a cada pregunta con un poema que escribió. Le preguntamos: ¿Cómo estás?
Me case con él en mi mente
Pero no tengo ningún control sobre mi corazón
En cuanto a la palabra “amor”
Mi corazón nunca la sintió
Y mi lengua nunca la pronunció
“Así es como mi vida empezó. Me casé a la fuerza. Era una herida abierta. La presioné con todo el poder que quedaba en mí para superarla y caminar fuerte y alto”.
Hablamos con Amal a través de Skype. Respiró hondo y miró a la cámara.
Caminé por el mundo hasta que me secó
No pude distinguir a un amigo de un enemigo
El camino del mar salado es más fácil que el camino que estoy tomando ahora.
Suspiró y se inclinó hacia atrás: “a pesar de todo, fui capaz de persistir y desafiar a todos y todo lo que se puso en mi camino. Estaba decidida a construir mi casa. Incluso aunque se cobrara mi vida, lo haría”, sonríe: “el dolor no se olvida nunca. Tenemos el olvido, pero en realidad no olvidamos. Ignoramos. Nunca se borrará de nuestra memoria. Esto nunca me va impedir vivir y abrazar a mi marido y mis hijos. Nunca me privará de disfrutar cada momento de mis logros. Disfruto cada momento cuando comparto mi poesía con otros. Disfruto de desayunar con mis hijos. Disfruto de mi café con extra de azúcar”.
Amal, o Um Ahmad, participa en actividades que objetivan el empoderamiento de las mujeres, incluyendo tejido, artesanía, apoyo psicológico y alfabetización.
Antes de que tuviera que marcharse, nos transmitió este mensaje: “mi meta es ver a todas las mujeres desafiando sus penurias con paciencia, sabiduría y deliberación, para crear cosas de la nada. Tienen que dejar de esperar a que las cosas vengan a ellas. Hacer posible lo imposible. El trabajo es honorable”.
Nuestra vida no es una alfombra roja
Decorada con rosas, perlas y corales
De cada historia y cuento
Salimos adelante con
Determinación, fuerza y fe.