Basema: “Agradezco trabajar en algo que me apasiona”

Esta semana UNRWA ha anunciado que abrirá sus escuelas a tiempo a pesar de los recortes en su financiación. Sin embargo, por el momento, la Agencia solo tiene fondos para un mes de servicios. La decisión de la Administración Trump de recortar su financiación a UNRWA reduce todavía más las opciones de la comunidad refugiada de Palestina de vivir con dignidad y pone en peligro su futuro. La comunidad refugiada de Palestina valora la educación por encima de todo, y para nosotros, es prioritario garantizar el derecho básico a la educación de todos los niños y niñas refugiados de Palestina.




Son muchas las personas que, cada día, acuden a las aulas de UNRWA. No solo están los niños y niñas que, con ilusión, se sientan en su pupitre para aprender cosas nuevas, sino el profesorado que invierte un gran esfuerzo en ofrecer una educación de calidad, inclusiva e igualitaria. Basema tiene 38 años y ha estado trabajando en la escuela Al-Zaitum de UNRWA, en Gaza, desde 2007. Vive en el vecindario de al-Nuseirat, en el centro de Gaza, y su trabajo es muy importante, ya que es la cabeza de una familia de cinco miembros. La situación es especialmente complicada ya que uno de los hijos de Basema sufre una enfermedad genética en la piel – Ictiosis-, pero gracias al salario de Basema como profesora de UNRWA, ha podido cubrir los gastos del tratamiento.




Basema recibe una ayuda especial de UNRWA por ser parte del equipo de trabajadores y trabajadoras de la Agencia. Gracias a esta ayuda ha podido mejorar las condiciones de vida de su familia y comprar un pequeño terreno de 300 metros que cuida su marido.




“Estoy muy agradecida a UNRWA por su generosa ayuda y por darme la oportunidad de trabajar en algo que me apasiona. Al mismo tiempo que mantengo a mi familia, crezco como profesional”, nos cuenta Basema. “Sin el apoyo de las personas que se preocupan por los refugiados y refugiadas de Palestina, la vida sería tremendamente difícil. Sin mi salario de UNRWA, por ejemplo, no podría cumplir con mi maternidad, la escuela y mi vida social”.




Los recortes de Estados Unidos no solo ponen en riesgo el futuro de medio millón de niños y niñas refugiados de Palestina que estudian en nuestras escuelas, sino también el de cientos de profesores que trabajan en nuestras escuelas.