La ayuda en efectivo de UNRWA es fundamental en los hogares liderados por mujeres en Siria
15.03.2019Ranya al Musa, de 34 años, tiene tres hijas de entre seis y doce años. Las ha criado sola desde que su esposo desapareció en 2012. “Mi hija pequeña tenía solo un mes cuando mi esposo desapareció”, dice ella. El único ingreso de la familia es la ayuda en efectivo de UNRWA. “Sobrevivimos con fideos y patatas. Ahora que he recibido ayuda en efectivo compraré un poco de pollo”, explica.
UNRWA lidera uno de los programas de ayuda en efectivo en un contexto de conflicto activo más grandes del mundo. Durante el primer reparto de ayuda en efectivo de emergencia en 2019, más de 400.000 refugiados y refugiadas de Palestina recibieron 20.000 libras sirias (46 dólares) por persona. La población refugiada de Palestina utiliza la ayuda en efectivo de UNRWA para comprar comida y pagar un techo. Ranya paga 25.000 libras sirias (58 dólares) al mes por el alquiler de su apartamento de un dormitorio. “La mayor parte de la ayuda en efectivo va destinada al alquiler. Ahora pagaré tres meses por adelantado”. Afortunadamente, ella también recibe muchos apoyos por parte de sus vecinos. “Son de gran ayuda”, dice ella. Le dan ropa para sus hijas y, desde hace un tiempo, permiten a Ranya cocinar en su casa ya que no ha podido comprar combustible en los últimos dos meses para la suya. “Hemos pasado mucho frío y hemos estado comiendo comida fría”. La dueña de la tienda local en la que compra también ha sido muy amable. “A veces les da golosinas a mis hijas y no nos cobra, porque sabe que su vida es difícil”.
Ranya forma parte de una de las miles de familias encabezadas por mujeres en Siria. Desde el inicio del conflicto, 120.000 personas refugiadas de Palestina han huido del país, muchos de ellos hombres. Cientos de refugiados y refugiadas de Palestina han desaparecido o han muerto. “Somos un hogar de mujeres”, dice Najat, una refugiada de Palestina de Husseiniyeh, cerca de Damasco. Ella comparte una casa con sus cinco hermanas. Sus padres murieron durante el conflicto. La familia estuvo desplazada durante tres años pero recientemente se mudaron de nuevo a su hogar en Husseiniyeh. En 2015, el hermano de Najat desapareció. “Simplemente desapareció un día. Tiene cuatro hijos. Todos viven con nosotras ahora”, dice ella.
A medida que la familia se ha extendido, los ingresos han disminuido. Una de las hermanas perdió su trabajo en una tienda de ropa el puesto de otra de ellas desapareció cuando el médico con el que trabajaba abandonó Siria. Una de las hermanas es maestra en una escuela de UNRWA, pero un solo ingreso no basta para alimentar a once personas. “Nos mantenemos unidos, pero la ayuda en efectivo de UNRWA ha sido fundamental”, dice ella.