Ali Hussein, cantar para aliviar la difícil vida en un refugio colectivo en Khan Dunoun
13.03.2017Son las ocho de la mañana en el refugio colectivo de UNRWA de Khan Dunoun, 23 kilómetros al sur de Damasco y hogar de más de 5.000 familias de refugiados de Palestina desplazados por la brutal guerra de seis años que ha desgarrado Siria. Es invierno y las temperaturas pueden bajar por debajo de cero. Para mantenerse en calor, Ali Hussein juega al fútbol con esos amigos que ha hecho viviendo en el refugio.
Ali dice que vivir en un refugio es difícil: “vivimos en una habitación con paredes de azulejos, muy fría. A veces, cuando mi hermana regresa de la guardería llora por el frío, le presto mi chaqueta y me voy a jugar fuera para entrar en calor”.
Al entrar en la fría habitación que comparte con su madre y cuatro hermanos, se envuelve en una espesa manta. Hablando con Ali, es difícil creer que tiene tan sólo 13 años. Durante la mitad de su vida sólo ha conocido lo peor: la guerra sin piedad de Siria. A los 7 años, Alí perdió a su padre y tuvo que dejar su agradable hogar, amigos y familiares en el campamento de Sbeineh, cerca de Damasco. La madre y 5 hermanos encontraron refugio en una escuela de UNRWA, reconvertida en refugio colectivo para cientos de familias de refugiados de Palestina que ahora viven en este campamento de refugiados de Khan Dunoun.
La escuela Al-Ariha se ha transformado completamente para acomodar a estos refugiados. Es uno de los nueve refugios que UNRWA administra para unas 800 familias en diferentes partes del país. Las aulas han sido vaciadas de sillas y escritorios y ahora están llenas de colchones y sábanas colgando que intentan crear cierta intimidad para las familias que comparten el aula. Incluso el patio de la escuela se ha convertido en un mar de tiendas de campaña, donde muchas familias viven durante todo el año, expuestas a veranos calurosos e inviernos fríos.
La familia de Ali no sólo se enfrenta a las dificultades de vivir en el refugio colectivo. La madre de Ali, única responsable de una familia de seis personas, lucha por proporcionar alimentos y ropa a Ali y sus hermanos y hermanas. La familia depende por completo de la asistencia de UNRWA en materia de alimentación, educación y medicamentos.
Aunque la situación de Ali es muy dura, ha encontrado un medio para aliviar la difícil situación: cantar: “a menudo canto para tratar de olvidar nuestra miserable situación”, dice Ali, justo antes de empezar a cantar una animada canción tradicional palestina.