Adaptarse, sobrevivir y prosperar: UNRWA responde a la crisis en Siria

Chris Gunnes

Era el comienzo de un nuevo día para el equipo de UNRWA en Siria. Nuestro convoy entró en el campamento de refugiados palestinos sitiado de Yarmouk, en Damasco el 31 de enero, donde, como de costumbre, un río de gente que llegaba más allá de donde alcanzaba la vista estaba de pie esperando comida. Un colega casualmente tomó una foto, sin saber que acababa de capturar una imagen que iba a hacer historia.

Publicamos la foto en unrwa.org y en pocas horas se había vuelto viral, con 8 millones de anuncios en las primeras 24 horas. Luego se ha transformado en la pieza central de una campaña de medios de comunicación social, en la que cerca de cuarenta millones de personas clicaron para obtener la imagen presentada en las dos vallas publicitarias de más alto perfil en la tierra, en el Time Square de Nueva York y en el distrito Shibuya de Tokio. En un hermoso acto de solidaridad global, la gente en ambos lados del planeta se tomaron “selfies” delante de las pantallas en solidaridad. El mensaje era claro. Yarmouk no será olvidado. La ONU no se dejará de atender su difícil situación.

Meses después, sin embargo, y con el conflicto sirio ahora en su cuarto año, poco ha cambiado en Yarmouk de los 18.000 civiles sitiados que viven allí. Esa imagen icónica mantiene su fuerza precisamente porque su mensaje épico se ve reforzado por los hechos desconcertantes sobre el terreno. Más del cincuenta por ciento de los 550.000 refugiados registrados por UNRWA han sido desplazadas por el conflicto en Siria, con más de la mitad de los 12 campos de refugiados palestinos en los que trabajamos se transforman en escenarios de guerra.

Alrededor de 53.000 refugiados palestinos procedentes de Siria han huido al país vecino, Líbano, donde dos tercios de la comunidad de refugiados palestinos viven en la pobreza y la mayoría se encuentra en campos que ya están seriamente superpoblados. Las opciones para los refugiados palestinos que huían del conflicto en Siria se han vuelto muy limitadas debido al aumento de las restricciones en la frontera libanesa. Sólo en casos excepcionales se permite la entrada en Líbano. Los que ya están allí son cada vez más vulnerables cuando sus visas han expirado después de un año y que carecen de estatus legal en el país. Esto está dando lugar no sólo a más ansiedad entre estos doble refugiados, sino también la movilidad reducida por temor a la detención.

Algunos de los catorce mil refugiados palestinos procedentes de Siria se han inscrito en UNRWA en Jordania, que, a pesar de nuestros esfuerzos de defensa, ha mantenido una política de puertas cerradas hacia los palestinos de Siria durante un año y medio.

Nosotros en UNRWA hemos respondido con flexibilidad, adaptando nuestro trabajo de desarrollo humano a las necesidades multidimensionales de nuestra creciente población desplazada. La necesidad ha sido la madre de la invención. De un total de preguerra de 58 edificios escolares funcionamiento, que comprende 118 escuelas diferentes, y 23 centros de salud, sólo 24 escuelas de UNRWA y 14 clínicas son actualmente accesibles y en funcionamiento. Así que desarrollamos un “programa de auto-aprendizaje”, cambiar la educación fuera de nuestras escuelas ha sido necesario, haciendo uso de la impresión, de los ordenadores y del canal de televisión de UNRWA, para dar clases de todas las materias a los estudiantes de UNRWA de todas las edades. También hemos creado docenas de “puntos de enseñanza” o clases improvisadas donde el conflicto permite; por ejemplo, en 43 escuelas que no son de UNRWA en Siria, los estudiantes afectados por el conflicto, incluyendo a aquellos que no están matriculados en ninguna escuela, pueden recibir educación.

Para ello, nos basamos en la experiencia de nuestros propios educadores de UNRWA y el apoyo financiero de nuestros socios internacionales y locales. Pronto estaremos distribuyendo aproximadamente 50.000 paquetes de auto aprendizaje para el nuevo año académico. Los materiales cubrirán la educación básica para los grados 1-9, en el grupo de edad 6-15. UNRWA también ha desarrollado un portal electrónico para proporcionar más oportunidades de aprendizaje interactivo para los estudiantes que no pueden acceder a las escuelas. Además, ha contratado más de cuarenta consejeros de apoyo psicosocial, entrenados y desplegados a las aulas de UNRWA para detectar y ayudar a los niños con necesidades especiales. Otros 20 consejeros se han reclutado y están en formación.

Todas las escuelas de la UNRWA en Siria están operando bajo un sistema de doble turno. Es decir, con un edificio abierto temprano por la mañana con un grupo de profesores y estudiantes, y luego, después de cuatro horas más o menos, un conjunto completamente diferente de maestros y niños llegan a utilizar el mismo edificio. En algunas de nuestras escuelas, incluso hay turnos triples. Es notable que en medio de la continuación del conflicto, UNRWA ha registrado un aumento en el número de estudiantes que asisten a clases regulares, el aumento de un mínimo de 22.000 a más de 41.000. Antes de los conflictos había 67.000 estudiantes de UNRWA en Siria, así que tenemos mucho camino por recorrer, pero los resultados han sido, sin embargo, alentadores. Más de 30.000 estudiantes aprobaron su año final de los exámenes del año pasado, con cerca de 8.000 alumnos participando en clases complementarias de verano para ayudar a lograr este resultado. Hemos estado atendiendo con el mismo número de estudiantes de la clase de verano de este año y creemos que se mantendrán las tasas de éxito.

En cuanto al sector de la salud, con casi la mitad de nuestros centros de salud destruidos o no operativos, hemos establecido nueve “puntos de salud” en Siria y la intensificación de los servicios en clínicas que están operativas. En los puntos de salud nos han permitido continuar las consultas a los más necesitados; para la asistencia sanitaria que se ofrece fuera de las zonas de inestabilidad y lejos de las clínicas establecidas, UNRWA también ha sido capaz de responder a las restricciones a la circulación que han afectado a miles de nuestros pacientes. Además, hemos reasignado profesionales de la salud a los servicios de los cuales son viviendas de los refugiados, como las escuelas, por lo que en algunos lugares UNRWA es capaz de ofrecer servicios médicos todo el día.

En Líbano hemos respondido con la misma flexibilidad. Más de siete mil niños refugiados palestinos procedentes de Siria se han matriculado en las escuelas de UNRWA, donde la gran mayoría están recibiendo clases especiales debido a las diferencias entre los planes de estudio de Siria y Líbano. El curso actual ha sido prorrogado por un mes adicional en aquellas escuelas donde se enseñan a los niños procedentes de Siria. Con la oportunidad adicional para el aprendizaje y con el apoyo adicional de que los materiales de auto aprendizaje proporcionan, estos niños deberían ser capaces de integrarse en las clases regulares de nuestras escuelas en Líbano. En previsión de los largos meses de vacaciones de verano, los niños han sido invitados a participar de un programa de actividades recreativas para las familias de los refugiados procedentes de Siria, apuntando a los grados 1 a 5.

También en el Líbano, hemos iniciado un programa de salud ambiental se centra en la conservación del agua en los 12 campos, como parte de nuestros continuos esfuerzos para mejorar la infraestructura de los campamentos hinchados con llegadas de Siria. En nuestros intentos de responder con flexibilidad a las necesidades de emergencia de los recién llegados, hemos distribuido tarjetas de cajero automático para 15.000 familias en el Líbano para el apoyo a proyectos de soporte a las cuentas de alimentos y de vivienda.

Los logros de UNRWA en la adaptación del desarrollo humano y el trabajo humanitario en el conflicto despiadado en Siria hablan por sí mismos, pero esto ha llegado a tener un alto precio. Doce miembros de nuestro personal en Siria han muerto y 26 están desaparecidos. Ninguna otra organización de ayuda habría sufrido estas pérdidas sin tener en cuenta la retirada de la zona de conflicto; esto no es una opción para UNRWA. Nuestro personal está compuesto por refugiados palestinos, y aunque más de la mitad de nuestro equipo en Siria han sido ellos mismos desplazados, vamos a seguir para poner en práctica nuestro mandato de manera flexible y con valentía y compromiso. Como parte de nuestro mandato de protección prestaremos servicios como la situación lo permita, y como parte de ese mismo mandato de protección, también vamos a defender en privado y en público para que los  refugiados registrados disfruten plenamente de los derechos de la UNRWA. No se equivoquen, vamos a estar hombro con hombro con los palestinos como hemos estado durante más de seis décadas desde que comenzaron las operaciones.

Sin embargo, no se deje engañar por la capacidad del UNRWA para adaptarse, sobrevivir y prosperar en algunos casos. En última instancia, la situación que enfrentan los refugiados palestinos en Siria y más allá es insostenible. Hay muchas Yarmouks, ya sean bajo el bloqueo en Gaza, en medio de la ocupación israelí detrás de la barrera en Cisjordania o en la miseria de los campamentos en el Líbano. Nadie elige ser un refugiado, y mucho menos siendo uno de más de sesenta años. Los palestinos deben concederse una solución justa y duradera, como es el derecho de todos los refugiados. De acuerdo con los paradigmas aceptados internacionalmente para resolver el conflicto de Oriente Medio, esta debe basarse en el derecho internacional y las resoluciones de la ONU y debe ser alcanzado, en consulta con los propios refugiados.

La incapacidad de resolver la situación de unos cinco millones de refugiados desposeídos y exiliados continuará privar a esa volátil región de paz. Como observado en el conflicto de Siria, y como esa imagen icónica de Yarmouk sigue demostrando, el abandono de esta población olvidada que atendemos en UNRWA  tendrá consecuencias catastróficas no sólo para ellos, sino para una región que ya ha visto demasiada catástrofe.