“Cada desafío me hace más fuerte”
07.03.2022Duha Hmedan
“Fue una decisión muy difícil. Mi corazón me decía que no dejara a mis hijos, a quienes necesito más de lo que ellos me necesitan a mí. Pero mi cabeza me decía que las oportunidades como esta no llegan dos veces. Después del ánimo y de los consejos de mi familia, decidí salir a completar mis estudios superiores”. Tasnim Saleem, refugiada de Palestina de la aldea destruida de Beit Mahseer, en Jerusalén, es una de las pocas mujeres palestinas que ha terminado sus estudios e investigaciones postdoctorales en el campo de la física para convertirse en una gran científica a nivel mundial.
En la actualidad, menos del 30% del personal experto en investigación en todo el mundo son mujeres. Según datos de la UNESCO, solo alrededor del 30% de todas las estudiantes seleccionan campos científicos en la educación superior. A nivel mundial, la matrícula de mujeres es particularmente baja en TIC (3%), ciencias naturales, matemáticas y estadística (5%) y en ingeniería, manufactura y construcción (8%).
La falta de referentes femeninos constituye uno de los principales problemas y si eres refugiada, las estadísticas se disparan. Para Tasnim, el punto de inflexión llegó al conocer a un grupo de científicos del CERN, quienes impartían un curso de física de partículas que despertó su interés y en el que obtuvo la máxima nota. Gracias a sus descubrimientos, en concreto a la solución a un problema en un entorno lleno de radiación como es el Gran Colisionador de Hadrones en el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN), recibió el premio a Mejor Estudiante en la Conferencia de Trento, Italia.
Como resultado, Tasnim consiguió una nueva beca de la Universidad Paris-Sud XI para realizar sus estudios de doctorado. Se quedó en Francia y realizó una investigación en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN, el laboratorio más grande para el estudio de partículas elementales.
Pero los logros de Tasnim no estuvieron exentos de sacrificio. A las dificultades de la conciliación familiar se le sumaron las añadidas por ser mujer y refugiada de Palestina. Un esfuerzo doble en el que tuvo que demostrar su valía en un entorno competitivo, en una comunidad extranjera y vistiendo hijab. Acostumbrada a trabajar en equipos de hombres, afirma que no fue fácil adquirir la confianza de los demás en su trabajo, siendo una de las pocas investigadoras especializadas en este campo, “pero estoy muy feliz porque todos los supervisores y gerentes, pasados y presentes me han acabado transmitiendo su confianza y están seguros de que tendré una gran carrera como científica. Yo sé muy bien lo que puedo lograr”.
Hace dos años, obtuvo el título de doctorado en la Universidad Paris-Saclay, donde ha culminado una profesión que le ha permitido desarrollar una tecnología necesaria en energías sostenibles, medio ambiente y sanidad. Muchos de los proyectos con el apoyo y financiación de la Unión Europea.
La falta de infraestructura para investigación práctica en Palestina merma su sueño de continuar las investigaciones en su hogar, aunque desearía volver algún día para transferir todos sus conocimientos y experiencias a los estudiantes palestinos. Por ello, no pierde ninguna oportunidad de acercarse a las futuras generaciones de su país y
trabaja con la organización “Física sin Fronteras”, donde cada año visita diferentes universidades palestinas e imparte conferencias para ayudar al alumnado a encontrar su pasión.
En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Tasnim quiere recordar que, aunque el camino hacia la cumbre no será fácil, las mujeres son realmente capaces de hacer lo imposible, especialmente las mujeres palestinas, acostumbradas a soportar “mucho”. “Cada desafío que enfrenten ahora es realmente una oportunidad para ser más fuertes. Esta es la historia de cómo me convertí en investigadora y cumplí mi sueño y todavía tengo mucho por hacer. Espero que esto inspire a más mujeres a realizar estudios científicos y cumplir sus sueños, por pequeños que sean”.