“Uso muletas para jugar al fútbol y mi entrenador dice que soy uno de los mejores”

A Mohammed, de 14 años, del campamento de refugiados de Jabalia en la franja de Gaza, le encanta jugar al fútbol y correr por la orilla del mar. Cuando tenía 11 años, su padre murió de cáncer y, desde entonces, su familia ha vivido de la pensión. 

El 29 de junio de 2018, Mohammed recibió un disparo en la pierna durante una de las manifestaciones de la ‘Gran Marcha del Retorno’, en la valla perimetral entre Gaza e Israel. “Todo lo que recuerdo es calor dentro de mi pierna y el sonido de una ambulancia”, comenta Mohammed. “Me desperté solo en la sala de cuidados intensivos. Cuando traté de tocar mi pierna, no la encontré. Lo primero que pensé fue ¿cómo voy a poder jugar al fútbol o ir a la escuela? Lloré hasta quedarme dormido (…) Cuando vino mi familia, les dije que enterraran la pierna”. 

Desde marzo de 2018, 212 palestinos, incluidos 46 niños, murieron en las manifestaciones de la ‘Gran Marcha del Retorno’ y 35.450 resultaron heridos. En ella, decenas de miles de personas de Palestina protestaron de forma pacífica contra el bloqueo y la ocupación israelí. Las instalaciones de atención primaria de UNRWA estuvieron atendiendo y tratando a 2.729 pacientes por lesiones y documentaron la muerte de 13 estudiantes de escuelas de la agencia. 

Gracias a la ayuda humanitaria, Mohammed pudo recibir apoyo psicosocial. “Las sesiones me ayudaron a deshacerme del miedo y la vergüenza que sentía por no tener pierna”, dice. “Uso muletas para jugar al fútbol. Mi entrenador dice que soy uno de los mejores jugadores. Soy feliz cuando juego. No importa si gano o pierdo; lo importante es que juego con mis amigos. Ahora soy más seguro de mí mismo”.