UNA FAMILIA REFUGIADA DE PALESTINA EN LAS GARRAS DE LA CRISIS ECONÓMICA DEL LÍBANO

“Perdí a mi niña de siete meses de edad porque tenía una enfermedad del corazón.  No podíamos costear el seguimiento con un especialista debido a nuestra situación económica.” Estas son las palabras de Fadia Taha, una madre de 49 años que además de estar en duelo, vive la peor crisis económica de Líbano en generaciones. 

Fadia es refugiada de Palestina y vive en el campamento de Beddawi en Líbano, con su familia de cuatro hijos. Dos de sus hijos, Qamar y Mousa, viven con una discapacidad. Fadia tiene problemas de audición y padece diabetes, por lo que recibe regularmente medicamentos del centro de salud de UNRWA en su campamento.

Su marido Mounir perdió su trabajo en desguace debido a la escasez de combustible y electricidad. Un trabajo en el que además se arriesgaba a contraer enfermedades como la hepatitis o la COVID-19, ya que “no podía ver lo que tocaba en el cubo de basura debido a la falta de electricidad”, explica Fadia. 

El aumento de casos de COVID-19 en Líbano ha dejado a muchas familias refugiadas de Palestina sin medios de subsistencia. Además, la población refugiada de Palestina en Líbano se encuentra privada de derechos sociales y económicos básicos debido a su estatus civil. Un estudio realizado en febrero de 2021 mostró que las personas refugiadas de Palestina, muchas de las cuales viven en campamentos densamente poblados y tienen problemas de salud básicos, se vieron gravemente afectadas por la pandemia, y tienen más probabilidades de morir a causa del coronavirus que el resto de la población. 

Debido a su situación socioeconómica, Fadia y su familia han sido incluidas en el programa de asistencia en efectivo de emergencia de UNRWA para aliviar su carga económica. Fadia explica: “Estamos viviendo una situación muy difícil. Espero la asistencia de UNRWA cada tres meses para poder comprar alimentos y medicinas para mis hijos, lo que cuesta alrededor de un millón de libras libanesas (aproximadamente 43 euros) al mes”, dice. “¿Cómo puedo asegurar el sustento de mis hijos si tengo que esperar tres meses para darles una comida de carne o para comprar medicinas?” 

UNRWA proporciona apoyo a miles de personas refugiadas de Palestina.  Fadia y su familia reciben 28 euros por persona cada tres meses. Esta ayuda también se ha puesto a disposición de las familias de las personas con discapacidad o que reciben tratamiento para la talasemia, el cáncer y la insuficiencia renal.  La asistencia en efectivo es un instrumento digno, eficaz y flexible para atender las necesidades más inmediatas y urgentes de las personas refugiadas vulnerables en tiempos de crisis. También permite a las familias definir sus propias prioridades domésticas. Sin embargo, se trata de una única ronda de asistencia y no satisface las necesidades reales de la comunidad. 

“La crisis libanesa nos está afectando gravemente, al igual que está afectando a los propios libaneses, y más aún”, dice Fadia. La situación socio económica en Líbano ha afectado a todos los segmentos de la sociedad, contribuyendo al aumento del desempleo y la inseguridad alimentaria. Actualmente, se estima que el 73% de las personas refugiadas de Palestina, viven por debajo del umbral de la pobreza. 

“Espero que más familias refugiadas de Palestina puedan recibir asistencia de UNRWA para garantizarles una vida segura y digna”, concluye Fadia.