Terapias de éxito con recursos médicos limitados
01.08.2012
Ahmed Al-Jadbah es otorrinolaringólo y ha trabajado durante los últimos 12 años en el Hospital Al-Shifa, en Gaza. A lo largo de este tiempo, ha logrado que dos pacientes, que habían perdido toda esperanza después de pasar por la consulta de otros expertos, recuperaran el habla.
La primera fue Al-Haja Nazmeia, una refugiada de Palestina de 64 años que vive en el campamento de Beach camp y que perdió su capacidad para hablar hace 14 años. Su hija contactó con el doctor Al-Jadbah, quien tuvo que hacer un diagnóstico con los limitados instrumentos con los que cuenta el hospital, entre ellos un viejo espéculo que ya tiene muchos años y está en tan malas condiciones que probablemente no se utilizaría en otros centros sanitarios.
El especialista examinó a la paciente durante tres horas y habló con ella, tomándose el tiempo necesario para entender qué le había ocurrido y cómo se había manifestado la dolencia. Al final, Al-Jadbah le explicó cuál era el tratamiento que, con sus limitados recurso, podría ofrecerle.
Necesidad de ingenio
El médico le enseñó varios ejercicios para aflojar las cuerdas vocales. Estos dieron sus frutos y al acabar la primera sesión la paciente fue capaz de susurrar diferentes sonidos. Al principio, hablaba como un niño pequeño pero, con entrenamiento, su voz se fue haciendo más y más fuerte, hasta que finalmente empezó a sonar como lo hacía antes de perder su voz.
El éxito del tratamiento no solo fue una buena noticia para Al-Haja, sino para otros refugiados de Palestina que, como ella, padecían problemas del habla. Con las restricciones de movimiento que existen en el territorio Palestino ocupado, a menudo se impide a los pacientes que busquen tratamiento médico fuera. Por este motivo, el gran avance del doctor Al-Jadbah dio esperanzas a otros enfermos de Gaza.
Un largo viaje en busca de tratamiento
Los medios locales, cautivados por la historia, hicieron una amplia cobertura del éxito de este tratamiento. Así fue como conoció el caso una mujer de Jericó, cuyo esposo había sufrido un problema similar. Tras inhalar gases tóxicos durante 14 meses, Muhammad Awajnah había perdido el habla, casi no podía emitir sonidos. A pesar de varias visitas a hospitales de Cisjordania e Israel, ningún especialista fue capaz de ayudarle hasta que se puso en manos del doctor Al-Jadbah.
El viaje entre las dos ciudades palestinas fue largo, tuvo que ir desde Cisjordania a Jordania y de ahí hasta Egipto para, finalmente, cruzar a la franja de Gaza. Durante diez días, Awajnah se sometió a un tratamiento intensivo, todos los días trabajaba siete horas diarias. Recuperó su voz y quiso sorprender a su familia en Jericó con una llamada telefónica. Les expresó su alegría por el hecho de que al fin un médico hubiese sido capaz de ayudarle a volver a hablar.
Cuando se le preguntó acerca de su éxito, el doctor Al-Jadbah dijo que su secreto va más allá de los tratamientos médicos propios. “El elemento más importante del cuidado de la salud es la relación que un médico fomenta con sus pacientes, y la confianza que crece entre ellos”, señala el médico.
