“Seguimos viviendo en la misma casa pero sin familia”. Gaza cinco años después de la ofensiva.
30.08.2019Haneen Harara
Mona tiene 34 años y vive en el campo de refugiados de KhanYounes, al sur de Gaza. Vive en la misma casa que hace cinco años pero sin compañía. En el verano del 2014, cuando todo el mundo tenía los ojos puestos en la Franja, perdió a 20 miembros de su familia.
“Seguimos viviendo en la misma casa, pero sin familia y sin memoria, todo lo que se ha ido no ha vuelto”, relata Mona, que nos cuenta como pudo sobrevivir con sus tres hijos bajo los escombros de su propia casa. Hoy, su hogar está reconstruido gracias a la ayuda de UNRWA.
Maryam, al igual que Mona también perdió su casa sin previo aviso. El 3 de agosto de 2014, su hogar fue objetivo aleatorio mientras su familia desayunaba. Maryam perdió a 10 miembros de su familia y ahora vive con su madre y sus dos hijos después de reconstruir su hogar.
La vida de Maryam, de 28 años, no ha sido la misma desde entonces, pero se ha propuesto superar la tragedia para poder cuidar de sus hijos. “Mi vida paró por un momento cuando perdí a mi marido y a 9 familiares, pero ahora tengo que ser fuerte para cuidar a mis hijos”.
La ofensiva Margen Protector duró 51 días y dejó 1.462 civiles palestinos, entre ellos 551 niños y niñas. Cinco años después, nadie se ha recuperado de aquel verano, en el que hubo más de 12.000 heridos y se destrozaron más de 18.000 viviendas. UNRWA llegó a acoger a 300.000 desplazados en sus escuelas transformadas en refugios de emergencia. Pero, ni siquiera las escuelas y los centros de salud se libraron de la ofensiva. Ningún lugar era seguro en Gaza.
Los hogares fueron destruidos y los jóvenes quedaron sin futuro tras la guerra. Kamal y Mohammad fueron los únicos supervivientes de su familia. Vivían en el barrio de Shuja‘iyya que quedó totalmente en ruinas tras la ofensiva. Ellos lograron escapar mientras oían las bombas y misiles de fondo, pero aquel verano, Kamal perdió a 12 miembros de su familia.
“Fui el único superviviente de mi familia. Mohammad también fue herido y en ese momento perdí totalmente la esperanza. Estaba completamente solo, pero Mohammed todavía respira y estoy agradecido de que puedo abrazarlo”, señala Kamal.
Son jóvenes, pero apenas tienen futuro en la Franja. El desempleo roza el 55%, uno de los índices más altos del mundo y las oportunidades para tener una vida digna escasean debido al bloqueo por tierra, mar y aire que ejerce Israel desde 2007.
Sin embargo, no todos recuerdan el verano de 2014. Es probable, que Quasai Namla no recuerde nada de aquel mes de agosto. Qusai tenía 6 meses cuando perdió a su madre y a su padre en el “Viernes Negro”. Lo encontraron en un árbol. Ahora, Quasai llama “mamá” a su abuela y “papá” a su abuelo.
“No me quiero imaginar lo difícil que será para él cuando crezca, vivir sin padres. Ni si quiera sin mí y sin su abuelo cuando faltemos” nos cuenta su abuela.
Mona, Kamal, Mohammad, Quasai y Maryam lo perdieron todo durante la ofensiva. Hoy, cinco años después, su situación y la del resto de la población no es mucho mejor. Se siguen enfrentando a una gran crisis socioeconómica y humanitaria. El 80% de la población depende de la ayuda internacional y el 97% del agua no es apta para consumo humano. En 2020 será inhabitable.