Recuperar el control mientras vives con una discapacidad en Siria
14.07.2021El sistema de salud pública en Siria se ha visto profundamente afectado por 10 años de conflicto. El daño y la destrucción de varias instalaciones de salud, así como la emigración de profesionales del gremio, han añadido tensión a un sistema que ya se estaba desmoronando. A esta situación se le añade la feroz pandemia de COVID-19 que ha llegado a todos los rincones del planeta y que ha golpeado especialmente al 40% de la población refugiada de Palestina que permanece desplazada en Siria.
En este contexto, unos 438.000 refugiados y refugiadas de Palestina en Siria dependen cada vez más de la atención sanitaria proporcionada por UNRWA a través de las 25 instalaciones de salud de la organización, incluidas dos clínicas móviles. La Agencia también les apoya con subsidios otorgados para acceder a la atención médica secundaria y terciaria en hospitales públicos y privados del país.
El doctor Al-Salti es neurólogo y médico del centro de salud de UNRWA en Alliance, Damasco. Entre sus funciones, atiende a personas con amputaciones, con heridas sufridas durante el conflicto, personas afectadas por enfermedades como la diabetes y por accidentes causados por restos explosivos de guerra.
“La pérdida de funcionalidad en una parte de su cuerpo generalmente conduce a graves consecuencias psicológicas. En ese sentido, un médico también se convierte en terapeuta, ayudamos al paciente a procesar los cambios que está enfrentando. Este es un momento especialmente delicado, en el que los pacientes deben aprender a adaptarse a su nueva realidad y, al mismo tiempo, afrontar la presión social provocada por el estigma que rodea a las personas con discapacidad”, comenta el doctor.
Al-Salti evalúa las necesidades de las personas tras sufrir una amputación y les enseña cómo usar y cuidar las prótesis. Mohammad, refugiado palestino de 60 años, es uno de sus pacientes, ya que perdió la pierna izquierda por complicaciones de diabetes. Tras la cirugía, UNRWA cubrió el coste de la prótesis y le brindó seguimiento médico. Como Mohammad, 418.000 personas refugiadas de Palestina necesitan apoyo económico y asistencia alimentaria en Siria.
A pesar del dolor por el que ha pasado, Mohammad se siente más tranquilo y agradecido cada día que pasa. “Adaptarse a la vida con una discapacidad no es fácil, pero hay formas de ayudar a superar los obstáculos, desafíos y reconstruir nuestra vida. Las personas con discapacidad, somos como todas las demás: queremos trabajar, ser independientes y vivir una vida digna”.