“Quiero agradecer a mi escuela, mis maestros y mi mentor. Me ayudaron a aprobar los exámenes y a desafiar mi discapacidad auditiva y visual”

Educar es templar el alma para las dificultades de la vida, o al menos eso es lo que decía Pitágoras. Un maestro te abre los ojos, la mente y te enseñar a pensar. Más allá de las lecciones aprendidas, los docentes son pilares imprescindibles, guías que te abren el camino al futuro y te acompañan en la travesía. Con una sonrisa tímida pero orgullosa, Mohammad Ibrahim, de 15 años, escribió una nota de agradecimiento a sus maestros de la escuela Mikhael Kashoor de UNRWA, en Alepo. Sus profesores le alentaron durante su etapa escolar, lo que le condujo hacia logros educativos, como la superación de los exámenes de noveno grado, celebrados el julio pasado.   

“Quiero agradecer a mi escuela, mis maestros y mi mentor, el director de mi escuela. Me ayudaron a aprobar los exámenes y a desafiar mi discapacidad auditiva y visual, ¡lo conseguí! Ahora quiero seguir aprendiendo porque mi sueño es ser arquitecto. Amo los triángulos, los colores y dibujar”. 

El joven vive en un apartamento alquilado en Alepo, Siria. Su familia, originaria de Ein Ghazal, Haifa, vivía en el campamento de refugiados y refugiadas de Ein el Tal en Siria. Tuvieron que huir de su hogar durante el conflicto sirio que el próximo año cumple su décimo aniversario. El padre de Mohammad falleció y su madre sueña con regresar a su hogar, aunque lamentablemente esto no es opción por el momento. “Le prometí a mi padre que trabajaría duro y triunfaría antes de que muriera”, Mohammad cumplió su promesa y ahora está centrado en continuar con sus estudios.  

Su madre, Tamadur, explica “lo caro” que es el dispositivo auditivo de Mohammad, un implante coclear, y cómo debe ser reemplazado con regularidad. Además del mantenimiento de su audífono, Mohammad está a la espera de una cirugía ocular. “Estamos agradecidos de que UNRWA nos esté ayudando a reemplazar las baterías del implante coclear de Mohammad. También proporciona a nuestra familia asistencia alimentaria y en efectivo. Aunque incluso con ayuda, cada mes es una lucha”, sentencia Tamadur. 

Los resultados del examen de Mohammad supusieron una alegría para toda la familia que les hace seguir viviendo con esperanza en el futuro. “Todos le ayudamos, pero lo logró gracias a sus propios méritos y esfuerzos. Es un ejemplo para todos nosotros. Nos enseña a no rendirnos”, concluye su madre. 

“Espero que todos los estudiantes que comienzan el año escolar ahora tengan la misma experiencia que tuve yo. Quiero animar especialmente a los estudiantes con discapacidades a que sigan yendo a la escuela y estudien”, comenta Mohammad. 

La educación es uno de los cimientos fundamentales en la sociedad y uno de los motores del cambio a los que deben tener acceso todos los niños y niñas con y sin discapacidad. En 2019, 532.857 alumnos asistieron a nuestras 711 escuelas, donde estudiaron de mano de 22.475 maestros y maestras.