Noor: la vida de una gran profesional y refugiada de Palestina truncada en Gaza  

Noor, refugiada de Palestina y trabajadora de UNRWA, fue asesinada el 2 de enero durante un ataque aéreo israelí en Deir al-Balah, en Gaza. Intentaba refugiarse en casa de una de sus hermanas, junto a su familia, cuando el edificio fue atacado. 

En el ataque, Noor, su madre, sus hermanas, Safa’ y Hadeel, sus sobrinos, Hisham y Rafee, y sus hermanos, Bilal y Baha’ fueron asesinados. Desde octubre, muchas familias han sido destrozadas, algunas de ellas borradas por completo. 

“Ella era la alegría de nuestro hogar, la felicidad de sus hermanos”, cuenta su hermana superviviente al ataque. Tras la pérdida de tantos seres queridos, la familia quedó completamente devastada.  

Noor era originaria de Khan Younis. Desde muy joven estuvo interesada por la ciencia. Se graduó en fisioterapia en la Universidad Al-Azhar, en la franja de Gaza, en 2017. Comenzó su carrera profesional en el hospital Nasser y allí trabajó durante tres años. Después, en marzo de 2022, se unió al equipo de UNRWA.  

Como otros compañeros y compañeras, seguía trabajando cada día en Gaza, a pesar de los altos riesgos. En total, 193 profesionales de la Agencia han sido asesinados desde octubre, que supone la cifra más alta de la historia de Naciones Unidas.  

La mayor parte de los profesionales de UNRWA son personas refugiadas de Palestina y están pagando un alto precio desde que se inició la violencia en la Franja.  

“Noor amaba y respetaba a sus pacientes. Los cuidaba tanto emocionalmente como a través de su trabajo y de sus intervenciones terapéuticas”, explica Ibtisam Saqer, jefe del equipo de fisioterapia de UNRWA. “Quienes la conocieron la respetaban por sus valores y su templanza. La noticia de su asesinato fue muy dolorosa”.  

Detrás de cada número hay personas. Noor, como el resto de asesinados y heridos, es mucho más que una cifra. “Tenía muchos sueños, pero todos murieron con ella”, se lamenta Ibtisam Saqer.  

Los profesionales de UNRWA han visto morir a cientos de compañeros y compañeras y saben que su propia vida corre peligro. Pero siguen trabajando para apoyar a la población y demostrando que son la cara de la humanidad en mitad del infierno.