“Mi sueño es ver a otras familias regresar al campamento y que la escuela de UNRWA vuelva a abrir”

“No solo regresé y reparé nuestra casa en Ein el Tal, ¡sino que también me recuperé de un derrame cerebral!”

A Hajj Ma’rouf le dijeron que quizás nunca volvería a caminar, pero ahora cultiva su jardín en casa, incluso ante el peligro de encontrar restos explosivos de guerra en la tierra. “Estoy orgulloso de haber sobrevivido a estos desafíos. Ahora cultivo frutas y verduras para mantener a mi familia y algunos amigos que también han regresado al campamento”, comenta y continúa: “Quiero despertarme y volver a escuchar las voces de los niños camino a la escuela. Una vez que unamos nuestros esfuerzos, lograremos que esto suceda “. 

Originario de Acre en la Palestina histórica, Hajj Ma’rouf, de 64 años, ha pasado la mayor parte de su vida en el campamento de refugiados de Ein el Tal, Alepo, Siria, donde mantuvo a su familia fuerte y unida en una casa que construyó. Aunque su sueño seguía siendo volver a Palestina. 

Durante décadas realizó trabajos esporádicos y siempre estuvo dispuesto a adaptarse a las necesidades de su familia y comunidad. La población del campamento siempre ha conocido a Hajj Ma’rouf como una persona generosa, comprometida y servicial. Logró construir una casa lo suficientemente grande para él, sus hijos y sus familiares. “Nuestra vida era simple, pero buena”, dijo. “Gané lo suficiente para pagar todo lo que necesitábamos, incluso logré comprar un televisor y otros pequeños lujos. A veces flores o regalos para mi esposa e hijos “. 

Todo cambió cuando estalló el conflicto en Siria en 2011. Se rompieron familias, se destruyeron propiedades, el campamento de Ein el Tal fue devastado y quedó en ruinas. “No queríamos salir del campamento. Incluso durante los días más difíciles, me aseguré de que nuestra nevera y los tanques de combustible estuvieran llenos, no solo para nosotros, sino también para nuestros vecinos. Para mí era importante que los que nos rodeaban pudieran sobrevivir”, afirma Ma’rouf. 

De repente, un día de la primavera de 2013, la familia y los vecinos de Hajj Ma’rouf se vieron obligados a abandonar el campamento. “Era una cuestión de vida o muerte. No teníamos elección. Nunca olvidaré ese momento”, recuerda Nadira, la esposa de Ma’rouf.  

Sin embargo, ante el desplazamiento y el brutal conflicto, Ma’rouf y Nadira mantuvieron una actitud positiva y esto se extendió a su entorno. “En el momento en que dejamos el campamento, estaba seguro de que regresaríamos. Fui de las primeras personas en regresar en el verano de 2017. Encontré nuestra casa severamente dañada y saqueada, pero se podía reparar”, dijo Hajj Ma’rouf. 

Hajj Ma’rouf dedicó toda su energía y lo que quedaba de sus ahorros para reconstruir la casa familiar. Ni siquiera el accidente cerebrovascular que sufrió cuando comenzó el trabajo de rehabilitación lo detuvo. Ahora, su hogar vuelve a ser su isla en medio del campamento de Ein el Tal, que todavía está marcado por las cicatrices de la guerra. El sueño de Hajj Ma’rouf se había convertido una vez más en realidad. Dos de sus hijos y algunos familiares viven ahora con él. “Mi nuevo sueño, uno que espero se haga realidad pronto, es ver a otras familias de refugiados de Palestina regresar al campamento. Quiero que la escuela de UNRWA vuelva a abrir. Nos gustaría agradecer a Agencia por todos sus esfuerzos que ha hecho para rehabilitar el campamento”. 

Muchas personas refugiadas de Palestina que fueron desplazadas varias veces por el conflicto ahora sueñan con regresar al campamento, tal como lo hicieron Hajj Ma’rouf y su familia. En UNRWA estamos comprometidos con el restablecimiento de los servicios en el campamento. Los actuales esfuerzos de rehabilitación incluyen la reparación de la infraestructura de agua, el cuidado del medio ambiente y la limpieza de escombros.