Los ataques aéreos israelíes destrozaron la pasión, el presente, el futuro y los sueños de Ramadán Al-Njeli

“Me quedé sin nada, pero todavía estoy vivo y eso es suficiente para empezar de nuevo”. Ramadán Al-Njeli, refugiado de Palestina de Gaza perdió su empresa de impresión y publicidad cuando el edificio Kuhail fue derribado durante los 11 días de ataques aéreos en la franja de Gaza el pasado mes de mayo. “Mi negocio no era solo mi fuente de ingresos, era el sueño de mi vida”. 

La lucha de Ramadán para lograr su sueño no es diferente a las historias de otras muchas personas con una visión clara del futuro, pero dentro del contexto de la franja de Gaza bloqueada. “En la universidad siempre quise ser programador y estudié ingeniería informática. Presté especial atención a los cursos de programación. Pero en Gaza nada es fácil nunca. Mi padre perdió su trabajo en 2007 por el bloqueo. Entonces, tuve que trabajar para continuar mis estudios universitarios. Nunca dejo que la desesperación se apodere de mi vida. Mi trabajo comenzó en una imprenta donde aprendí los conceptos básicos de diseño e impresión”, comenta. 

La determinación y el compromiso son todo lo que Ramadán necesita para salir adelante. Utilizó todo el conocimiento y el potencial que había desarrollado en la universidad para iniciar su propio negocio. “Siempre me gustó la escultura y cuando trabajaba en la imprenta, descubrí que podía combinar mis conocimientos en programación de ordenadores con mi amor por la escultura para poner en marcha mi propia empresa de impresión y publicidad”. 

Mientras Ramadán narra su viaje profesional y personal, se agarra a los restos de los productos de su empresa que rescató entre los escombros. No puedo contener las lágrimas. En su memoria retumba cada detalle y desafío al que ha hecho frente desde que comenzó su carrera en 2010 hasta el momento en que un misil israelí golpeó el edificio Kuhail, donde estaba instalado su negocio, el pasado mayo. “Solía ​​dormir en la oficina para ahorrar dinero en transporte. Durante la ofensiva de 2014, estaba muy endeudado y a punto de perder mi negocio, pero me mantuve concentrado y comencé de nuevo. La palabra “imposible” no está en mi diccionario. Siempre que encuentro una nueva técnica de impresión, la estudio hasta convertirme en un experto”, afirma. Incluso durante los meses más estrictos y complicados de la pandemia de COVID-19, Ramadán adaptó su forma de trabajar para llegar a entregar los pedidos de sus clientes. “Me gusta recordar esos momentos en los que estoy a punto de alcanzar el éxito. Me recuerda que soy lo suficientemente fuerte y capaz para empezar una y otra vez mientras viva. No importa cuántas veces me caiga, empezaré de nuevo”. 

El 2020 fue el primer año en que Ramadán sintió una sensación de estabilidad con su negocio. Finalmente pudo obtener ingresos regulares de sus proyectos. Su marca estaba siendo reconocida y su negocio estaba libre de deudas por primera vez desde 2010. En mayo de 2021, pocos días antes del inicio de la última ronda de hostilidades, Ramadán tenía pendiente terminar un paquete de productos impresos. “Cuando el edificio fue derribado hasta el suelo, no fue el edificio el que quedó aplastado y convertido en polvo y escombros, fueron mis sueños, mi pasión, mi futuro, mi fuente de ingresos, mi pasado, cada momento que invertí en llegar hasta aquí”.