La tradición palestina a través de los bordados de Na’ima
20.12.2019“Cuando comencé a trabajar en los bordados, quería imaginarme aquellas telas campesinas palestinas tradicionales en los accesorios de la vida moderna”, nos cuenta Na’ima Ziyad, una emprendedora refugiada de Palestina en Cisjordania entre las telas de su boutique Heritage Touch en Ramallah.
Los bordados han pasado de formar parte del mundo rural a ser un todo un símbolo a mostrar al resto del mundo. Todo tiene un sentido dentro del bordado palestino, que fue evolucionando desde el inicio de la ocupación israelí.
Antes de 1948, los vestidos tradicionales eran utilizados casi únicamente por las comunidades campesinas, ya que en las ciudades había influencia de otras telas extranjeras. Cada color, diseño y motivo tiene un significado en cada vestido. Cada bordado tiene una lectura con la que se puede leer de donde se procede, el estatus social o si se tiene hijos o no.
Todo eso se diluyó tras 1948 pero a día de hoy se va recuperando gracias a proyectos como los de Na’ima Ziyad. Ahora, entre las paredes de su tienda se encuentra el arte que funciona como puente entre el pasado y el futuro, y detrás se esconde el deseo de ganarse la vida y también el de preservar el legado del pueblo palestino.
Na’ima es refugiada de Palestina en Ramallah. Hace quince años, que se encontró, de forma repentina, sola con tres hijas y cuatro hijos después de la muerte de su esposo. Trabajó muy duro para empezar a obtener ingresos estables haciendo bordados y artesanías tradicionales. En aquel momento, las redes sociales para dar a conocer tu producto era el boca a boca que se hacía a través de los familiares y amigos.
No fue fácil. Comenzó a dirigir su pequeño negocio desde su propia casa. Poco a poco y con paciencia fue ganando clientes y ampliando el negocio aplicando los diseños tradicionales a los adornos, a las joyas y hasta las fundas de las almohadas.
“Este estilo aún no era popular cuando comencé, pero mis productos se hicieron muy famosos entre las mujeres. Quería expandir mi trabajo, así que necesitaba un poco de dinero para comprar los accesorios simples que quería adornar”, dice Naima, recordando su debut hace más de una década.
Todo empezó a ir viento en popa a partir de 2013. Na’ima recibió un préstamo del Programa de Microfinanzas de UNRWA, que le permitió expandir su negocio y comprar los materiales necesarios para su nueva línea de productos, que pronto se agotaron.
“Aquel año fue cuando mi negocio realmente despegó. Los productos comenzaron a atraer también a las mujeres palestinas más jóvenes y a los visitantes extranjeros” señala.
Con el aumento de la demanda de ropa bordada tradicional, Na’ima solicitó cuatro préstamos adicionales con un valor acumulado de 5.000 dólares desde que pagó su primer préstamo. Gracias a este proyecto, comenzó a emplear a mujeres palestinas, en su mayoría refugiadas: 30 de Cisjordania y 30 de la franja de Gaza, contribuyendo así a la formación en técnicas de costura y bordado y al empoderamiento a través de la independencia económica.
Los clientes reclamaban más de Na’ima. Consiguió abrir su tienda insignia en el centro de Ramallah, Heritage Touch. Lo mejor, es que el innovador bordado de Na’ima ha viajado más allá del territorio Palestino ocupado, llegando a exposiciones árabes e internacionales, incluso en India. A pesar de los obstáculos y de la falta de libertad de movimiento, la tradición palestina de los bordados ha podido cruzar fronteras.