La educación no puede esperar: nuevos retos frente al coronavirus
05.05.2020“Estoy muy feliz de poder seguir estudiando en casa”, dice Kinan Ahmed, un estudiante de UNRWA en la Escuela Jabal el-Hussien, en Jordania” ¡Es una experiencia nueva y emocionante!”.
Todos los días, Kinan se sienta frente al ordenador esperando una nueva lección. Hasta hace dos meses, estudiaba físicamente con el resto de sus compañeros y compañeras en una de nuestras escuelas en Jordania.
Kinan es uno de los 118.000 estudiantes refugiados de Palestina en Jordania que está estudiando desde casa a través de nuestro programa educativo. Para él y para el resto de los compañeros, la educación es como un faro en alta mar porque consideran que es lo que puede llevarlos a mejorar la situación de su comunidad en un futuro. Por eso, para todos los refugiados y refugiadas de Palestina, en todo Oriente Próximo, la educación es tan poderosa.
Como señaló Mohammed Adar, el director de operaciones de UNRWA en Jordania, “la educación no se puede parar ni puede esperar”. “A la luz de esta emergencia global, UNRWA está dedicando un esfuerzo significativo para proporcionar lo mejor a nuestros estudiantes para garantizar la continuidad de su educación”, añadió.
Sin embargo, la pandemia de coronavirus está poniendo al límite la creatividad de miles de docentes y familias. En Jordania, se ha tejido una red entre la comunidad de personas refugiadas, los medios de comunicación y diversas plataformas de aprendizaje electrónico para garantizar que los niños y niñas no vean vulnerado su derecho a la educación.
Romper la brecha digital y garantizar la educación para todos
Cuando se cerraron las escuelas, los pupitres y la pizarra se cambiaron por la mesa de estudio en casa y la pantalla de un ordenador. A pesar de los proyectos digitales, la crisis dejaba en evidencia que no todo el mundo dispone de un ordenador en casa o tiene conexión a internet. Zonas rurales remotas o familias empobrecidas no disponen de este tipo de recursos. Para muchos, es un privilegio.
Ante la emergencia sanitaria y educativa, era fundamental que la brecha digital no se convirtiese en una brecha social y educativa. Ante la problemática, se crearon proyectos en campamentos de refugiados de Cisjordania y Gaza, donde los profesores preparan las fichas y las reparten puerta por puerta a cada uno de los estudiantes con la ayuda de la comunidad.
Para muchos refugiados de Palestina, al mismo tiempo que se reparten las cestas de alimento, llegan también los deberes. Garantizar la rutina permite descargar en cierta medida la carga psicológica del coronavirus en casa, garantizar la salud pública de la comunidad evitando contagios y mantener con seguridad el derecho a la alimentación y a la educación.