“Fue muy difícil, pero olvidé mi cansancio al ver las excelentes calificaciones de mis alumnos”
07.10.2020“Si bien la magnitud de la crisis de COVID-19 no tiene precedentes, analicé cómo reaccionaron los países vecinos al comienzo de la pandemia y desarrollé mi propia estrategia de enseñanza alternativa junto a mis estudiantes”, recuerda Hazar al-Madi, profesora de árabe de noveno grado en la escuela de UNRWA Haifa en Damasco, Siria.
La incertidumbre con respecto al cierre de las escuelas para evitar la propagación de la COVID-19 en Siria se apoderó del sistema educativo y los maestros como Hazar se vieron obligados a reinventar sus métodos, “no sabía si las escuelas permanecerían abiertas o no. Aunque estaba preparada para la posibilidad de tener que enseñar de forma remota, no estaba segura de cómo afectaría a mis estudiantes. Trabajé duro y juntos logramos completar el plan de estudios”.
En el punto álgido del brote, miles de niños y niñas se vieron afectados por los cierres, lo que no significó el fin de las clases. “Fue un desafío, pero decidimos verlo de forma positiva, protegiendo al alumnado. Nos adaptamos fácilmente a las nuevas circunstancias y pusimos todos nuestros esfuerzos en fortalecer nuestros planes de enseñanza en remoto”, explica Hazar.
Las 103 escuelas de UNRWA en Siria garantizaron la continuidad del acceso a una educación de calidad, inclusiva y equitativa, a pesar de las circunstancias. El personal docente puso en marcha el programa de Educación en Emergencias y preparó materiales impresos para los alumnos y alumnas con acceso limitado a dispositivos electrónicos e internet.
Cada semana aumentaba la participación de los estudiantes de forma online. Los maestros y maestras estaban disponibles casi todo el día a través de WhatsApp y otras plataformas y redes sociales para impartir las lecciones, apoyar a los estudiantes y responder sus preguntas. “Fue muy difícil, pero olvidé mi cansancio cuando vi las excelentes calificaciones de mis alumnos en el examen final de noveno grado “.
Al igual que otros profesores de UNRWA, Hazar destacó la necesidad de conectar emocionalmente con sus estudiantes, especialmente en momentos de ansiedad e incertidumbre. Hazar brindó apoyo y seguimiento a nivel individual para así facilitar el acceso a esta nueva forma de aprender y enseñar.
Dos semanas antes del examen nacional de noveno grado, celebrado en julio, en UNRWA organizamos clases de apoyo dedicadas a revisar todos los temas y responder preguntas. Con estos encuentros los maestros también pudieron abordar sus preocupaciones y poner en práctica las medidas preventivas, incluido el distanciamiento físico en la clase, la reducción del número de estudiantes por aula, la desinfección de las aulas y la distribución de desinfectantes. “Nos alegró mucho ver a nuestros estudiantes de vuelta. Les echábamos mucho de menos. Sentí de nuevo la pasión por enseñar”, dijo Hazar.
Más allá del aprendizaje, los equipos docentes representan un gran apoyo moral y psicológico en todo el entorno educativo. “La enseñanza se basa en la construcción de relaciones. Es una vocación”. La maestra se enfoca en desarrollar relaciones de confianza, respeto, honestidad y afecto con sus alumnos y alumnas. “Tengo una conexión muy cercana con ellos y me respetan”.
Muchos maestros, incluida Hazar, fueron estudiantes de las escuelas de UNRWA y experimentaron en primera persona el impacto positivo que tiene la educación en la comunidad de refugiados y refugiadas de Palestina. “Ver a mis estudiantes crecer, aprender y tener confianza es mi mayor alegría”.
A través de los programas educativos de la Agencia se producen cambios transformadores, no solo para el alumnado y sus familias, sino también para las comunidades.