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UNRWA España - Actualidad sobre los refugiados de Palestina - En invierno los hogares dejan de ser un refugio seguro en el que vivir

En invierno los hogares dejan de ser un refugio seguro en el que vivir

Jana Hassan

Es un día lluvioso y frío, y Mohammed Awwad, joven refugiado de Palestina de 18 años, se dispone a mostrarnos cómo se vive el invierno en alguno de los campamentos para refugiados y refugiadas de Palestina en Cisjordania. Las imágenes de paredes mojadas y tejados cubiertos por zinc, que se repiten en muchos de los campamentos, le recuerdan a las condiciones en el campamento de Jenin donde creció. 

“En uno de los hogares de Jenin, la mujer vivía con sus dos hijas y padecía una enfermedad. El frío les puso las extremidades de un color azulado y el techo goteaba agua en el suelo. Además, no tenían comida en la cocina”, comenta Awwad. 

Las familias suelen cubrir el zinc con mantas en un intento de calentar sus casas y ponen cubos debajo del techo para proteger sus hogares del agua de lluvia, lamentablemente no suele funcionar porque el agua se filtra en distintos puntos “y no podemos poner cubos por todas las partes del suelo”, afirma Awwad. “Los cubos se llenan enseguida y tenemos que vaciarlos fuera de la casa con el frío que hace”.  

El sonido de las gotas de agua cayendo a los cubos taladra los oídos de cualquiera y más cuando llueve con fuerza durante días consecutivos, “ese sonido es como una tortura psicológica”.    

Durante el invierno, los residentes del campamento crean su propia forma de entrar en calor utilizando cajas de aceite vacías. Realizan pequeños agujeros en los lados de la caja y posteriormente introducen leña para hacer hogueras. Sin embargo, el fuego puede alcanzar cualquier cosa si la caja se mueve de lugar, por lo que esta técnica es especialmente peligrosa. 

Los campamentos sufren de una infraestructura deficiente que hace que el invierno sea aún más difícil para sus habitantes. “No hay un buen saneamiento en las calles, por lo que el agua se acumula y puede ser peligroso, causar accidentes graves e inundar las casas”. 

La situación en el campamento de Shu’afat no es muy diferente como nos cuenta Woroud Saleh, una joven refugiada de Palestina de 22 años, residente de ese campamento situado en Jerusalén Este. Afirma que ella y su familia sufren continuamente apagones de luz, lo que impide que puedan utilizar sistemas de calefacción eléctrica. “Son muchos los incendios que ha sufrido y sufre este campamento, ocurren todos los inviernos”, confirma Saleh, y explica que la razón detrás de estos incendios es el agua que cae sobre las líneas eléctricas que no están bien aisladas. 

Además, la salud de las personas afectadas por enfermedades como diabetes, hipertensión u otras enfermedades crónicas empeora durante estos meses. UNRWA brinda atención médica adecuada a estas personas de forma gratuita, lo que les ayuda a soportar la situación. Sin embargo, la creciente población de los campamentos dificulta el establecimiento de una infraestructura adecuada en esta época. 

Las lluvias, la nieve y los fuertes vientos agudiza su ingenio y les impulsa a buscar soluciones temporales. Pero el invierno siempre vuelve, y cuando le acompaña la pobreza, los hogares dejan de ser un refugio para convertirse en una preocupación constante.  

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