El cultivo hidropónico de Iradia, la solución para la tierra en Gaza
15.01.2020Irada al-neen es ingeniera agrónoma. Tiene 24 años y vive en Beit Hanoun, al norte de la franja de Gaza. Como cualquier joven de cualquier parte del mundo, al terminar sus estudios y graduarse, buscó incansablemente un trabajo compatible con lo que había estudiado. Sin embargo, en Gaza, el 67% de los jóvenes está desempleado. Es una de las tasas de paro más altas del mundo.
La situación económica paralizante en la Franja limitó en gran medida las oportunidades laborales de Irada, hasta que decidió dar un giro a su vida y poner en valor su investigación de posgrado abriendo su propia granja hidropónica.
La hidroponía, el cultivo ecológico que alimentará al planeta
La hidroponía es un método para cultivar plantas usando nutrientes minerales en agua en vez de suelo agrícola. El cultivo hipodrónico consume 90% menos agua que la agricultura convencional y también permite producir productos a alto rendimiento al tiempo que utiliza menos terreno. Dada la escasez de recursos en Gaza, este modelo reduce la huella ambiental.
“Afortunadamente, fui una de las 200 personas en recibir formación sobre tecnología ecológica y técnicas agrícolas respetuosas con el medio ambiente. Esto realmente mejoró mi conocimiento y me animó a lanzar mi proyecto”, dijo Irada.
Tomates, berenjenas, chile, pepino o limón. Son algunos de los alimentos que Iradia planta en su granja, a unos 70 metros de su casa, donde almacena las cuencas de agua llenas de esta amplia gama de cultivos. Iradia está emocionada de continuar empujando los límites del crecimiento hidropónico y agregar nuevos cultivos a su granja.
“Este es mi sueño y aunque muchas personas han cuestionado mi éxito, he permanecido fuerte y he decidido a continuar, explorar y desarrollarme. Ahora estoy orgullosa y llena de energía para continuar y expandir mi granja”, señala.
La hidroponía no es costosa y puede ser un catalizador para la autosuficiencia en el sector agrícola. “Estoy muy contenta, especialmente cuando los agricultores, estudiantes universitarios y miembros de asociaciones comunitarias locales vienen a visitarnos, me gusta resolver sus preguntas”, nos contó. A pesar de su edad, Irada confía en que su proyecto se ampliará y será una referencia para muchos otros jóvenes que buscan desafiar las limitaciones de su ubicación geográfica y los roles tradicionales de la comunidad.