Diez años después del inicio de la guerra, la población siria se enfrenta a la peor crisis humanitaria
12.03.2021“Mi familia tiene necesidades inmediatas que están más allá de mi capacidad de afrontarlas. Luchamos para llegar a fin de mes “. Con angustia, Ameen Eid, cuenta cómo la guerra de Siria sigue sacudiendo sus vidas 10 años después. Hace una década comenzó un conflicto que ha dejado de nombrarse, pero que provocó que la palabra paz sea solo el recuerdo inquebrantable de una vida que fue y ya no es.
En un momento de crisis económica, agravada por la pandemia en curso de COVID-19, las familias refugiadas de Palestina en Siria dependen cada vez más de la asistencia humanitaria para satisfacer sus necesidades básicas.
Ameen Eid, refugiado palestino de 74 años de la zona rural de Damasco, jubilado y con 5 hijos a su cargo, apenas logra satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia.
Los precios aumentan continuamente, incluidos los de los alimentos básicos, debido a la profunda crisis económica que afecta al país, la inflación vertiginosa y la rápida devaluación de la libra siria. “La situación económica es cada vez más desafiante”, comenta Ameen. El aumento de los precios de los productos básicos, sumado a los gastos médicos de su esposa enferma, ha puesto al núcleo familiar entre la espada y la pared.
Datos del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas destacan que, tras una década de agitación, conflicto y desplazamiento, es ahora cuando la población siria se enfrenta a las peores condiciones humanitarias desde el inicio de la crisis, con millones de personas pasando hambre solo en el último año.
Ameen, se encuentra entre los refugiados de Palestina en Siria más vulnerables y por lo tanto recibe regularmente asistencia en efectivo de UNRWA. “Esta es la única manera de satisfacer algunas de nuestras necesidades. Necesitamos el apoyo continuo de la Agencia”. Gracias a las contribuciones humanitarias, alrededor de 415.000 refugiados y refugiadas recibieron esta forma de asistencia en 2020.
Más del 90% de los hogares de la comunidad de Palestina en Siria viven por debajo del umbral de la pobreza. El 95% de las 438.000 personas refugiadas de Palestina en Siria necesitan la ayuda humanitaria que les ofrecemos para sobrevivir. Y alrededor del 40% permanece en un desplazamiento prolongado debido al conflicto y la destrucción de sus hogares.
Ayham Ahmad huyó de su hogar con el corazón roto y la esperanza abatida. Cuando las bombas hicieron escombros los edificios del campamento de Yarmouk, el joven sacó su piano a la calle, lo colocó frente a la destrucción y se puso a tocar. Lo hizo cada día durante meses y aunque muchas personas tenían miedo a salir a la calle, su piano siempre estaba rodeado de niños y niñas cantando.
Pero un día, una bomba que apuntaba a su piano acabó matando a una de las niñas que cantaba a su lado. Entonces Ahmad pensó que ya no había más opción que huir.
Era 2015 y durante más de un año y medio, el campamento de refugiados de Palestina de Yarmouk permaneció asediado por las bombas, sin agua, sin comida, sin electricidad.
Desde finales de 2018, sin embargo, muchas personas decidieron volver a los campamentos de Yarmouk y Dera’a, de los que huyeron como consecuencia de la guerra.
Así, poco a poco la esperanza vuelve a las zonas dónde hasta hace un tiempo los gritos, ahora mudos, se escondían entre los escombros. Pero el dolor impide que otras personas vuelvan definitivamente, como Ayham que huyó a Alemania hace 6 años y todavía no ha regresado.