Daad: “Si dejo que mi discapacidad me paralice, perderé”
07.03.2019“Les doy fuerzas para continuar y ellos me dan fuerzas para seguir avanzando”. Daad, una refugiada palestina de 24 años que vive en Jordania, hablar así de sus clientes en el campamento de refugiados. Daad es trabajadora social y ayuda a los refugiados sirios en Jordania. Todas las personas que la conocen la definen como una mujer enérgica, cercana y cariñosa.
Daad nació con un defecto en la mano izquierda. “Los problemas que me suponía en la vida cotidiana fueron difíciles”. De niña, Daad pasaba mucho tiempo sola. Los niños en la escuela le miraban de manera distinta y se sentía diferente. En ese momento, su madre Jamilah habló con los trabajadores sociales de UNRWA sobre la discapacidad de Daad. La Agencia cubrió los gastos de una mano protésica y, afortunadamente, Daad fue muy receptiva a la terapia psicosocial y física.
“Si dejo que mi discapacidad me paralice, perderé”, dice Daad, que asegurar inspirarse cada día con los niños y niñas refugiadas que conoce, especialmente con aquellos que lidian con una discapacidad.
Las vidas de las mujeres refugiadas palestinas están marcadas por el desplazamiento, la ocupación, el bloqueo y la violencia. A menudo, la situación se agrava por la persistente discriminación legal y social que sufren. Las mujeres están más expuestas a la pobreza, la violencia de género y al desempleo por el simple hecho de ser mujeres. A pesar de estas circunstancias, las mujeres refugiadas de Palestina son una fuente inmensa de fortaleza para su comunidad. Muchas de ellas son el pilar principal sus familias, desafiando los estereotipos y las expectativas tradicionales en su sociedad. Ya sean empresarias, pescadoras, amas de casa, artistas, maestras o cocineras, las refugiadas de Palestina continúan avanzando gracias a su convicción de superar las barreras físicas y sociales a las que se enfrentan.